martes, 2 de julio de 2019

CONSEJOS PARA ESTUDIAR EN VERANO


Si tienes asignaturas pendientes para septiembre, el tutor le ha entregado a tus padres orientaciones sobre lo que tienes que hacer (estudios, tareas, trabajos, repasos…) en cada materia no superada. Lee detenidamente esas indicaciones.  Estos consejos pueden ayudarte a aprovechar mejor tus sesiones de estudio en verano.

¿Cuándo estudiar?
Elige una hora para empezar a estudiar y respétala. Se rinde más estudiando por la mañana,  tras el desayuno. Trata de empezar  a  las 9 o las 10 (no más tarde). El tiempo que debes dedicar dependerá de las materias que tienes pendientes (al menos dos horas diarias). Respeta las horas de sueño y no te acuestes muy tarde.

Organiza tu tiempo. Hazte un horario realista… y cúmplelo.
No se trata de estudiar un día muchas horas y otro día apenas nada. No hay que quemarse, pero tampoco quedarse cortos… Debes compensar los esfuerzos y tratar de marcarte una rutina. Reserva un tiempo para cada materia. Prueba el horario una semana y corrige a la siguiente lo que no funcione. Lo mejor es que escribas el plan y el horario que te hayas  marcado y lo tengas a la vista en tu cuarto para consultarlo.

Elige un lugar de estudio tranquilo y cómodo.
Preferiblemente  un sitio fijo: tu habitación, el salón de tu casa, una biblioteca… El lugar debe ser tranquilo, sin ruidos y con suficiente ventilación para no pasar calor. Ponte cómodo para estudiar, con ropa ligera, postura relajada y con buena luz.

Ten a mano todo el material.
Para centrarte bien en los estudios y no levantarte continuamente a buscar o coger libros, cuadernos y apuntes,  ten a mano todo lo que necesitas preparándolo el día anterior. No tengas el ordenador conectado, a no ser que lo necesites para estudiar. Si es así, apágalo inmediatamente después de usarlo.

Evita las distracciones.
En tu mesa o en tu lugar de estudio no debes tener nada que te distraiga. Si es preciso, sácalas de tu cuarto. Evita tener a mano el móvil, el mando de la tele, la consola… No estudies con música ni con la radio puesta. Respeta el tiempo de estudio. Diles a tu familia y amigos que no te interrumpan mientras estudias y trabajas.

Sigue una rutina en las sesiones de estudio.
Empieza a trabajar por las áreas o temas que consideres de dificultad media, sigue con lo más difícil y acaba con lo más fácil. Comienza con un vistazo general de los temas para tener una idea de lo que tienes que estudiar. Puedes parar un ratito cada hora (5 minutos) para beber agua, estirar las piernas o despejarte un poco. Si  haces pausas muy prolongadas, perderás la concentración y no aprovechas el tiempo.

Repasa todos los días.
Al acabar la sesión de estudio, dedica cada día 15 o 20 minutos a repasar todo lo que has visto, a tratar de recordar lo estudiado, a volver a leer lo que no que quedó claro… De esta manera iremos preparando el camino para  que cuando se acerquen los exámenes, podamos dedicarnos a dar el repaso final y a memorizar.

… y disfruta también del verano.
Si te organizas bien hay a tiempo para todo. Podrás tener la tarde entera o los fines de semana para disfrutar de las vacaciones. Piensa en los exámenes de septiembre como una nueva oportunidad para mejorar tus resultados. ¡Mucho ánimo!

miércoles, 22 de mayo de 2019

SOLICITA LOS EXÁMENES DE TUS HIJOS EN TU COLE



Hay que recordar a los padres, que es un derecho ver los exámenes de los hijos.
Hasta hoy siempre es posible en las tutorías, sin embargo la necesidad de realizar un mejor seguimiento del rendimiento de los hijos en estas pruebas, está demandando que en los colegios se faciliten con mayor inmediatez a las familias, es decir en cuanto son corregidos.
Es muy importante disponer de ellos, cuando son corregidos en la misma semana en la que se realizan, con el objetivo de contribuir desde el hogar a la corrección temprana de errores y al refuerzo de aprendizajes que no han sido superados.
Las familias junto con los colegios tienen que ponerse de acuerdo y facilitar copias, o la entrega de originales con el compromiso de custodia de tales pruebas por parte de la familia y no para que sean escrutinados por un punto menos o más.
La finalidad más clara es favorecer que se conozcan los fallos y desde casa se ayude al alumno a dedicarle un poco de más estudio y trabajo a esos aprendizajes que están sujetos a evaluación continua y son necesarios para enfrentarse a los sucesivos contenidos.


LOS PADRES PODRÁN TENER COPIA DE LOS EXÁMENES

viernes, 17 de mayo de 2019




TRÁNSITO DE PRIMARIA A SECUNDARIA


El tiempo pasa y los cambios se suceden en todas las etapas de la vida. Éste es el caso de los alumnos de 6º de Primaria, que se enfrentan a un nuevo reto muy próximamente: al tránsito entre la Educación Primaria y La Educación Secundaria.

Es el momento de comenzar a pensar en el curso próximo: ¿qué es la E.S.O?, ¿qué materias tendré?, ¿con qué profesores/as me encontraré?, ¿estaré en clase con mis amigos/as del cole?
Evidentemente, estas preguntas les pueden generar desconcierto y han de reflexionar sobre su forma de trabajar (hábitos de estudio) hasta el momento. Por ello, familia y profesorado han de trabajar y preocuparse por cuestiones como: 

  • Autoconcepto y autoestima: que los alumnos/as se conozcan a sí mismos y también, tengan clara la imagen que tienen de ellos sus compañeros/as, profesores/as y familiares.
  • ¿Qué tipo de estudiante es? Preferencias escolares, hábitos de estudio, estilo de aprendizaje, organización del tiempo de estudio, dificultades en la concentración, etc.
  • ¿Qué es la E.S.O.? I.E.S. donde cursará esta nueva etapa, asignaturas, qué cosas pueden cambiar en el instituto, cómo cree él/ella que le afectará este cambio, etc.


¿QUÉ PUEDE HACER LA FAMILIA?

1.       Valorar el cambio desde el punto de vista positivo: como un avance, oportunidad, madurez y evolución del menor. Para ello es importante dar mensajes de ánimo y esperanza, elogiando sus capacidades y competencias.
2.       Conocer las nuevas instalaciones. Para ello hay que hacer la visita acompañados del menor, para que también tengan oportunidad de ver el ambiente, conocer a algunos de los profesores. Conviene que padres y alumnos visiten la página web del centro con una actitud curiosa y positiva, para que puedan conocer las instalaciones, asignaturas, docentes o actividades y se sientan motivados con el nuevo cambio.
3.       Sería interesante realizar anticipadamente el traslado como lo hará el niño todos los días (coche, autobús, tren…), para que se familiarice con el trayecto. Es importante que el primer día pueda ir confiado, tranquilo y seguro.
4.       Contactar con personas afines al centro. Es recomendable tomar contacto con posibles personas que ya hayan ido a ese centro, y tener datos de primera mano sobre el funcionamiento del mismo, o quedar con las que sepamos que van a ir el próximo curso, que conozcan, aunque no fueran personas con la que solían tener mucho trato. Es una oportunidad para nuevos encuentros y amistades.
5.       La salud general es importante en esta etapa: la alimentación, un sueño adecuado (más del 80% de los adolescentes duermen menos horas de las recomendadas), practicar un deporte, realizar una revisión general en el centro de salud, así como cuidar la higiene general del menor.




miércoles, 8 de mayo de 2019


CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA

Hoy os presentamos un vídeo muy interesante para reflexionar sobre la música que escuchan nuestros hijos. Lo han realizado los alumnos de un instituto de Cuenca. Os dejamos la noticia y el vídeo

Tiene un mensaje directo, corto y fácil.  
¡Esperamos que os guste!






martes, 23 de abril de 2019

LA IMPORTANCIA DE LOS HABITOS EN LOS NIÑOS


Adquirir desde  jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia:  tiene una importancia absoluta”. 
Aristóteles

¿QUÉ SON LAS RUTINAS Y LOS HÁBITOS?

Cuando hablamos de RUTINAS, se hace referencia a  aquellas actividades y horarios que se repiten diariamente, de manera sistemática y regular, considerando que al establecer estas rutinas y logrando la interiorización de manera autónoma, se transforman en un HÁBITO.

         NO SOMOS conscientes de que la mayoría de las cosas que hacemos a lo largo del día son consecuencia de los hábitos que dominan NUESTRA VIDA.

¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LAS RUTINAS Y LOS HÁBITOS PAR A LOS NIÑOS?

«Las rutinas diarias son para los niños lo que las paredes son para una casa, les da fronteras y dimensión a la vida»
 Aumenta y favorece el desarrollo de la autonomía.
 Permite el conocimiento de sí mismo
 Genera seguridad y estabilidad
 Favorece un ambiente de tranquilidad
 Potencia la organización y orden mental
 Transformamos el ambiente en un lugar predecible, por lo tanto bajan los niveles de incertidumbre y ansiedad.

Los hábitos que primero se deben establecer son de alimentación, higiene y sueño. Priorizar que se realicen siempre en los mismos horarios y respetando los tiempos para cada actividades

LOS 20 MEJORES HÁBITOS
vHorario regular
vDieta mediterránea
vNo al sedentarismo
vLavarse los dientes
vLavarse las manos antes de comer
vLeer cada día
vJugar
vDesayuno completo
vA dormir pronto y las horas necesarias
vSer ordenado y cuidadoso con las cosas.
vEl respeto a los demás
vEl respeto por el medio ambiente
vEl uso del pañuelo y taparse la boca al toser
vExpresar lo que siente, gestionar las emociones y trabajar la tolerancia a la frustración
vFomentar el sentido del humor
vBeber agua
vSeguridad  vial
vComer cuando toca
vEl baño
vLimitar las pantallas



“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. 
Siembra un carácter y cosecharás un destino”.
Charles Reade

viernes, 29 de marzo de 2019


¿Sabes si tu hijo juega a FORNITE?, actualmente es el juego de moda entre nuestros adolescentes y niños. Visita el siguiente enlace:

Fortnite y niños con TDAH o con dificultades para socializar: 7 cosas que les digo a los padres

Foto de "Fortnite"



https://www.understood.org/es-mx/community-events/blogs/expert-corner/2018/07/17/7-things-i-tell-parents-of-kids-with-adhd-or-social-skills-issues-about-fortnite

viernes, 15 de marzo de 2019




“QUIÉREME CUANDO MENOS LO MEREZCA… PORQUE ES CUANDO MÁS LO NECESITO”


Esta guía para padres y maestros de adolescentes, escrita por Jaume Funes, nos habla de un modo práctico de las dudas que a todos nos surgen sobre la educación de hijos y alumnado. Temas como la sobreprotección, el papel de la escuela, el equilibrio emocional y la comprensión de nuestra sociedad. Ofrece, además, criterios que pueden facilitarnos la reflexión sobre cómo convivir activa y positivamente con nuestros adolescentes.

Entre los temas que se tratan está, entre otros, el triángulo de las adaptaciones adolescentes. Según el autor, en uno de los vértices se sitúan todas las transformaciones orgánicas y fisiológicas, propias de la pubertad. Otro de los vértices lo conforman las presiones y las expectativas sociales sobre lo que significa la adolescencia. La tercera punta de este triángulo está formada por su permanente necesidad de aclararse. El adolescente que queremos educar se sitúa en el centro.
Jaume Funes, psicólogo, educador y periodista, ha dedicado buena parte de su vida a escuchar, comprender y ayudar a adolescentes trabajando en las escuelas, en la calle y en los espacios terapéuticos.

Tal y como él mismo explica, no se trata de un manual de autoayuda, sino del resultado de años observando, escuchando y preguntando a chicos y chicas de varias generaciones.




miércoles, 6 de marzo de 2019

¿Qué significa hacer algo "COMO UNA NIÑA"?



¿Qué significa hacer algo "COMO UNA NIÑA"?

Forma parte de una campaña que quiere desterrar el mensaje negativo que se esconde tras la expresión ‘hacer las cosas como una niña’, fomentando así el valor de la igualdad entre las personas con independencia de si se es mujer u hombre. Para ello plantea a sus participantes una serie de situaciones que deben desarrollar para, a continuación, preguntarles su percepción acerca de cómo se sienten cuando escuchan estas palabras.




¿Qué significa hacer algo "como niña"?

viernes, 1 de marzo de 2019

LOS ANTIVACUNAS Y LA PELIGROSIDAD EN NUESTRAS AULAS

Como ya se ha difundido en prensa, los movimientos antivacunas están compuestos por familias y profesionales que toman iniciativas personales con relación a la NO VACUNACIÓN DE LOS niños en edades del calendario de vacunación. Esto conlleva que los no vacunados viven de lo que se llama la INMUNIDAD DE REBAÑO, es decir, están protegidos por los VACUNADOS. ¿Qué ocurrre cuando los no vacunados aumentan? Que la inmunidad de rebaño baja, no existiendo tanta protección y afloran enfermedadesde hace 40 años (sarampión, difteria, polio...) erradicadas que sólo están hoy  por desgracia en paises subdesarrollados. Estas enfermedades solían tener consecuencias nefastas, no sólo la muerte sino múltiples secuelas en los niños, movilidad..etc, dejando a los niños en situación de discapacidad.
Adjuntamos artículos con relación a este tema para que las familias sean conocedores de los riesgos de que esta práctica se extienda y la irresponsabilidad y la gran influencia y afectación que puede tener en los niños en los colegios al estar en convivencia. 

la-xunta-estudia-prohibir-la-entrada-a-sus-guarderias-a-ninos-sin-vacunar_201902255c7428cb0cf24a50cc454677.html

un juez avala la decisión de no dejar matricular a los no vacunados

sarampion-golpea-en-europa-por-los-antivacunas/


 14 enfermedades superadas por las vacunas,

martes, 19 de febrero de 2019

LA IMPULSIVIDAD II: COMO CONTROLARLA


Hemos ya definido, en otra entrada, lo que entendemos por niño impulsivo y sus síntomas. En este post vamos a exponer algunas orientaciones y estrategias para trabajar con niños que presentan estas características.

·         En primer lugar, debe quedar claro que el niño tiene dificultades para regular su estado de activación. Por eso siempre suelo recordar que: “No es tanto que no quieran autocontrolarse sino que no pueden”. Una vez activados (descargas hormonales conjuntamente con emociones intensas de frustración) tienen que efectuar alguna acción (rabietas, huída, agresión, lanzamiento objetos, etc.). Ello no quiere decir que seamos tolerantes, sino que desde la comprensión de lo que pasa podemos ayudarle de forma más eficaz. A este respecto, hay que señalar, que la mayoría de niños impulsivos suelen luego arrepentirse y se comprometen a no volver a hacerlo cuando se lo razonamos. No obstante, vuelven a recaer en los mismos comportamientos disruptivos al tiempo que manifiestan una cierta perplejidad o inquietud al verse superados por sus propios actos y no saber por qué vuelve a ocurrir. También puede suceder que estos episodios se refuercen si con ello el niño consigue lo que quiere y, por tanto, puede aprender a manipularnos a través de ellos.
·         El niño debe aprender, aunque aceptemos el hecho de que tiene dificultades para controlarse, que sus actos tienen consecuencias. Por ello, contingentemente a las rabietas, conductas desafiantes, agresiones u otros, deberemos ser capaces de marcar unas consecuencias inmediatas (retirada de reforzadores, tiempo fuera, retirada de atención, castigo, etc.). Por ejemplo si ha lanzado objetos, deberá recogerlos y colocarlos en su lugar; si ha insultado deberá pedir disculpas, etc. Deberemos, pero, esperar a que se tranquilice para aplicar las contingencias marcadas.
·         Es muy importante que cuando se produzca un episodio de impulsividad extrema (rabieta, insultos, etc.) los padres, maestros o educadores mantengan la calma. Nunca es aconsejable intentar chillar más que él o intentar razonarle nada en esos momentos. Esto complicaría las cosas. Tenemos que mostrarnos serenos y tranquilos pero, a la vez contundentes y decididos. Por ejemplo, ante las rabietas incontroladas de los más pequeños, decirle: “Mamá (o papá) están ahora tristes con tu comportamiento y no queremos estar contigo mientras estés así”. Los padres se retiran buscando una cierta distancia física (según las circunstancias: calle o casa) pero también afectiva. De esta forma, el niño, recibe a nivel inconsciente un mensaje muy claro: Así no vas a conseguir las cosas.
·         Contingentemente a estas actuaciones, también podemos introducir las medidas correctoras (castigo): “Cómo has insultado a papá (o mamá) hoy no podrás ver los dibujos que tanto te gustan (o no jugarás a la play, etc.). Papá está triste porque no quiere castigarte, pero tiene que hacerlo para ayudarte a mejorar”.
·         No entrar en más discusiones o razonamientos en el momento de activación por parte del niño.
·         Nunca decirle que es malo sino que se ha portado mal durante unos momentos y que eso puede arreglarlo en un futuro si se empeña en ello. Tampoco hay que compararlo con otros niños que son más tranquilos y se portan bien. En todo caso, recordarle primero los aspectos positivos que probablemente tiene al mismo tiempo que le señalamos los que debe corregir.
·         Hay que insistir en la necesidad de mostrarnos tranquilos delante del niño cuando queramos corregir sus actos. Si éste percibe en nosotros inseguridad, incerteza o discrepancias entre los padres u otros, percibirá que tiene mayor control sobre nosotros y las rabietas u otras se incrementarán. Nunca debe vernos alterados emocionalmente (chillando, llorando o fuera de control). Tampoco debe cogernos en contradicciones, es decir: No podemos pedirle a gritos a un niño impulsivo que se esté quieto y callado.
·         No basta con saber contestar adecuadamente a sus conductas impulsivas. Estos niños requieren también que les expliquemos qué es lo que les pasa y qué puede hacer (más adelante se dan algunas pistas). Las reflexiones sobre los hechos nunca deben ser hechas en caliente sino en frío cuando las cosas se han tranquilizado. Un buen momento es por la noche antes de acostarse.

Algunas estrategias para corregirla

Recordar que la impulsividad como rasgo de temperamento puede deberse, en parte, a predisposiciones genéticas pero la propia experiencia vital del niño y las condiciones de su entorno determinarán, la intensidad, frecuencia y forma en la que finalmente se expresa. Un ambiente familiar tranquilo y colaborador es el mejor aliado para corregir conductas.
Veamos ahora algunas estrategias para ayudar a los niños impulsivos a regular sus conductas según edad.
Para los más pequeños (hasta 5 o 6 años) ante las manifestaciones impulsivas (rabietas, gritos, lloros, etc.) deberemos aplicar la retirada de atención física y afectiva tal como hemos explicado anteriormente y, si procede (según intensidad o características del episodio), aplicar algún correctivo. No basta con saber establecer límites o castigar, deberemos completar el trabajo con ejercicios de de vinculación afectiva como leerles cuentos, efectuar ejercicios de relajación por la noche antes de dormir, etc. En estos momentos es cuando podemos razonar con ellos y analizar lo que ha pasado, siempre, pero, a medida de la edad y capacidad del niño. A los más pequeños les costará entender los razonamientos basados en la lógica o moral adulta, por tanto, evitar excesivas explicaciones.
            Es importante, también, que empecemos a
trabajar con ellos las sensaciones internas que preceden a las manifestaciones impulsivas. Si el niño va tomando conciencia de ello podrá más fácilmente aplicar en el futuro técnicas de autocontrol. Dicho de otra forma: Si el niño logra detectar su estado de activación fisiológica previa al episodio disruptivo, podrá poner en marcha alguna de las estrategias incompatibles con el estallido impulsivo y, por tanto, evitar su manifestación. Veamos algunas formas de hacerlo a continuación. 

a) El Volcán

Muchos niños identifican la sensación que viven justo antes de “explotar” como una especie de calor interior intenso e incontrolable acompañado de fuertes emociones que no pueden reprimir y preceden irremediablemente al episodio disruptivo. 
Una buena estrategia para que el niño empiece a tomar conciencia del problema y pueda comenzar a controlarlo, consiste en hacerle visualizar todo el proceso en forma de imágenes. Podemos ayudar al niño a imaginarse que en su interior hay un volcán que representa toda su fuerza y energía, pero, a veces, se descontrola y se produce la erupción. Cuando empieza a enfadarse, el volcán (que estaría situado de forma imaginaria en la zona del estómago) se calienta y empieza a producir lava caliente hasta el punto que, si no lo controlamos, estalla. 
De lo que se trata es de ayudar al niño a que identifique las propias sensaciones internas previas al estallido y, así, poder controlarlo.
Una vez que el niño se ha ido familiarizando con estas sensaciones podemos motivarle a que ponga en marcha recursos para parar el proceso.
Debemos, pues, encontrar también, cuales son las estrategias que funcionan mejor con cada niño a la hora de hacer frente a la impulsividad y autocontrolarse. Hay estrategias muy simples que consisten en enseñarle a que cuando note la activación intente respirar varias veces profundamente al tiempo que se da interiormente autoinstrucciones (Para, Stop, Tranquilizate, Controlate, etc.). Esta técnica suele ser muy eficaz si, además, hemos trabajado con el niño alguna técnica de relajación.
Para niños muy impulsivos, es probable que les cueste cierto tiempo y práctica desarrollar estos hábitos. En estos casos, podemos darles también la instrucción de que cuando se noten muy activados intenten separarse físicamente de la situación como método para tratar de evitar el episodio (apartarse de un niño que le insulta, ir a su habitación ante una reprimenda, etc.). Todo ello debe llevarse a cabo bajo supervisión del adulto y teniendo en cuenta la edad del niño. Los niños más pequeños (menos de 5 años) tendrán más dificultades para trabajar con autoinstrucciones. 

b) El Semáforo

Uno de los problemas recurrentes que nos encontramos cuando trabajamos con niños impulsivos y/o hiperactivos es que no son conscientes de su estado de activación y eso les conduce irremediablemente al conflicto. Esto es especialmente problemático en la escuela.
Una estrategia que empleamos a menudo y suele funcionar, es la técnica del semanforo.
La estrategia es simple: se trata de avisar al niño o grupo de alumnos (proporcionarles feedback) cuando se están empezando a activar.

Imaginemos la siguiente situación:
Juan es un niño de 8 años muy impulsivo e hiperactivo. Difícilmente aguanta quieto en su sitio más de 5 minutos en clase. La maestra lo ha castigado sistemáticamente pero el niño parece ya insensible al castigo. Tampoco sabe decirnos el motivo que le impulsa a levantarse y, a veces, molestar a los compañeros con los que acaba entrando en conflicto.
En este caso, la maestra, puede decirle al niño privadamente que como no desea castigarle más y quiere ayudarle a controlarse, van a establecer una especie de “pacto secreto”: Voy a colocar en la pizarra ( pared, panel u otro) un papel (o cartulina cortada en redondo) que irá cambiando de color según como tu estés. Cuando veas la verde es que todo va bien. Si ves la amarilla: ¡Precaución! debes tener cuidado ya que eso indica que estás empezando a hacer cosas y estás en peligro de llegar al castigo. Finalmente, si colocamos la roja, quiere decir que deberá cumplir un correctivo al no conseguir controlarse.
Aconsejo utilizar el código visual cuando se trata de niños con necesidades educativas especiales. En la escuela ordinaria, puede ser más adecuado utilizar como señal de aviso (en lugar del color amarillo) algún movimiento concreto del maestro/a. Este método es más discreto y tiene la ventaja que suele pasar desapercibido por el resto del grupo. Por ejemplo: “Cuando veas que te miro y doy dos golpecitos con mi bolígrafo o cuando me toque la nariz, etc…” 
Lo importante aquí es trabajar en la identificación de las sensaciones previas a las conductas impulsivas y fomentar en el niño su reconocimiento como paso previo a la incorporación de recursos de autocontrol. Si el niño ha trabajado, paralelamente, alguna técnica de relajación o estrategia alternativa de afrontamiento, podrá intentar ponerla en marcha cuando note la activación o se le avise de ella. Por ejemplo podemos (según edad y características del niño) enseñarle a que cuando se note activado procure respirar profundamente al tiempo que se da autoinstrucciones: “Tranquilo”, “Cálmate”, etc…
En casos de niños especialmente conflictivos podemos darle instrucciones para que se separe físicamente de la situación o vaya fuera a un espacio abierto. Insisto en la necesidad de adaptar todo esto a las circunstancias del niño y, en su caso, a la de los centros escolares.
La técnica del semáforo es muy adecuada también para utilizarla en dinámicas grupales en las que todos los niños reciben las instrucciones y así conseguir una cierta autorregulación del grupo en casos en los que haya riesgo de conflicto.

c) La Relajación  

Uno de los mejores aliados en nuestra lucha por ayudar a los niños impulsivos, lo constituyen, sin duda, los diferentes métodos de relajación. Podemos utilizar técnicas adaptadas a las diferentes edades y necesidades. Además la relajación, bien efectuada, no presenta ningún tipo de contraindicación y puede ser aplicada a la mayor parte de la población.
           Evidentemente, en la etapa de 2,5 a 6 años, hablaríamos de “juegos de relajación” más que de técnicas. Con ello queremos resaltar el hecho de que este tipo de intervenciones guiadas por los padres deben ser, ante todo, vividas y entendidas por el niño como un juego.
Más adelante, a partir de los 6 años, podemos ya introducir diferentes técnicas más estructuradas en función de las necesidades de cada caso. 

Con los más pequeñitos, nos ayudará tener un entorno tranquilo, silencioso. Podemos trabajar la relajación justo antes de empezar a dormir, en la cama, y facilitarle así su transición al sueño. La forma en que debemos aplicarla es básicamente a través de los cuentos. Podemos utilizar, por ejemplo, el cuento de la tortuga y la liebre. El cuento narra la historia de una liebre que retó a una tortuga a efectuar una carrera. Convencida de su superioridad, la liebre empezó a correr y se dispuso a esperar la tortuga justo antes de cruzar la meta y así poder reirse de ella. La tortuga fue llegando poco a poco pero, cuando llegó, la libre se había dormido… 

A partir de este relato se le puede pedir al niño que haga de tortuga (respirar lento, mover brazos y pies lentamente, meterse en su casa y permanecer quieto unos instantes…) o de liebre (respirar rápido, agitar brazos y pies…). El cuento debe acabar que gana la tortuga y el niño efectúa las respiraciones lentas y relaja todas las extremidades. Al final la tortuga se mete en su casa, apaga la luz y se dispone a descansar para recuperarse y empezar el día bien…

           Los cuentos pueden variarse utilizando otros animales (elefante-hormiga; gato-ratón; etc..) o situaciones pero buscando siempre que el niño tenga que imitar ciertos comportamientos antagónicos (lento-rápido; ruido-silencio; tenso-relajado, etc).

           Podemos utilizar también algún objeto o juguete para ayudarle a identificar tensión-distensión. Por ejemplo una pequeña pelota de goma colocada en su mano y haciendo los ejercicios apretando y aflojando la presión sobre la pelota. Otra opción es utilizar algún peluche de su preferencia.

            Los ejercicios de respiración (aprender a inspirar por la nariz y expirar por la boca de forma pausada) lo podemos hacer también diciéndole al niño que se imagine que es un globo que lentamente se va hinchando (le damos también instrucciones para que vaya alzando los brazos al tiempo que se hincha) para después deshincharse (expirando el aire y bajando lentamente los brazos). 

           A medida que se va haciendo mayor podemos introducir imágenes y sensaciones, por ejemplo, que el niño piense en sus colores, juguetes, situaciones o personas favoritas que le ayudan a sentirse bien y, también, instrucciones del tipo “Estas muy relajado y tranquilo” o “Nota como sientes un calorcito muy agradable en tus brazos o piernas…”

            En definitiva, deberemos ir probando diferentes recursos para adaptarnos a las características de cada niño. En esta primera etapa el objetivo es más que el niño se empiece a familiarizar con algo que se llama “relajarse” que no a conseguir resultados espectaculares respecto a las áreas que queremos mejorar.

d) Canalizar la energía



 La impulsividad, hemos ya comentado, que podemos interpretarla como un estado de activación que nos prepara, a nivel orgánico, para una respuesta inmediata ante una situación que no toleramos o interpretamos como hostil a nuestros intereses o hacia nosotros mismos. No obstante, esta pronta activación, puede ser especialmente útil si se canaliza en forma de actividades reguladas. Por ejemplo, en cualquier actividad deportiva, los niños impulsivos pueden beneficiarse si aprenden a canalizar esta activación para potenciar sus destrezas.



Las artes marciales que combinan concentración y despliegue de fuerza inmediata pueden ser especialmente útiles para aprender a controlar impulsividad (salvo en el caso de niños que, además, presente un componente antisocial o de agresividad con las personas).
Entre nuestros deportistas de elite se encuentran numerosos jóvenes diagnosticados de TDAH en la infancia. 
En definitiva, cualquier práctica deportiva es especialmente útil en estos niños y nos ayudará a regular su comportamiento. 

e) Ejercicios para potenciar aprendizaje

El niño impulsivo no tan sólo presentará problemas en su conducta sino que su perfil de funcionamiento, le acarreará dificultades en aquellas tareas que requieren de atención sostenida (lectura) o coordinación visomotriz fina (escritura). 
Por tanto, resulta de suma importancia trabajar, también desde casa, con ejercicios para mejorar estos aspectos. Al respecto, recomendamos ejercicios de papel y lápiz como (según edad), el pintado de mandalas, los laberintos, ejercicios de discriminación de las diferencias, etc. En el siguiente enlace podrá encontrar numerosos recursos para trabajar la atención y, también, la impulsividad:

           Podemos también trabajar con
diferentes juegos en el ordenador siempre y cuando la actividad priorice la atención sostenida y la organización del material presentado visualmente bajo algún criterio antes de efectuar la respuesta. Es decir, no nos interesan los juegos demasiado movidos o que priorizan los reflejos visuales más que los racionales. El niño primero debe pensar y organizar antes de ejecutar la respuesta (demora de la respuesta = control de la impulsividad).
          Otro recurso que nos puede ayudar son los juegos de mesa. Recomendamos especialmente el juego de Damas y el Ajedrez. En ambos, es necesario pensar antes de responder (lo contrario a la impulsividad), además, los niños, deben situarse en unas coordenadas espaciales para mover las fichas, lo que incrementa su capacidad visomotriz.
         Finalmente, señalar un último recurso que podemos aplicar en casa para ayudar a los niños que tienen dificultades con la grafía o la escritura. Frecuentemente, el niño impulsivo, presenta dificultades para escribir correctamente y suele agrandar la escritura o deformarla significativamente con escaso control sobre las coordenadas espaciales. En estos casos, podemos trabajar con el niño utilizando los mandalas, laberintos u otros pero teniendo especial cuidado en que primero aprenda a relajar el brazo y la mano. El niño impulsivo cuando coge el lápiz lo hace de forma rígida y suele tensar todo el brazo. Deberemos darle instrucciones para que, antes de empezar a dibujar o escribir, el brazo deje de estar tenso. Para ayudarle podemos, por ejemplo, decirle que deje el brazo completamente muerto (podemos alzárselo con nuestra mano e indicarle que cuando soltemos, el brazo debe caer a plomo. Si es así el brazo está relajado). Una vez relajado podemos situar nuestra mano encima de la suya y ser nosotros los que vayamos escribiendo (dibujando o coloreando) al tiempo que el niño procura seguir teniendo el brazo relajado. Una vez más, lo importante es que el niño vaya discriminando entre tensión y distensión (activación versus relajación).