EL ALUMNO CON TRASTORNO DE ATENCION Con o sin hiperactividad
I. ADAPTACIONES METODOLÓGICAS GENERALES
1.
SITÚE AL ALUMNO EN LA PRIMERA FILA DEL AULA,
lejos de las ventanas u otros elementos que puedan “llamar su
atención”.
Esta medida reducirá
las posibilidades de que otros estímulos visuales o auditivos
distraigan al alumno de la actividad que esté realizando en cada
momento.
Si el alumno se
sitúa en las últimas filas tendrá en su campo visual a sus
compañeros, cuyos comportamientos o sus comentarios podrán
distraerlo de las explicaciones del profesor o de su tarea.
Si lo sitúa cerca
de una ventana o pasillo, los ruidos o los estímulos visuales
también lo distraerán. Tenga en cuenta que tanto al alumno
hiperactivo (a quien le cuesta mantener el foco atencional un tiempo
prolongado), como al inatento (a quien le cuesta discriminar el foco
atencional relevante), se len hace mucho más costoso mantener o
dirigir la atención a la tarea o estímulo relevante que a los demás
alumnos.
Por otra parte, al
situarlo cerca de usted podrá con más facilidad,…
2.
ASEGURAR LA COMPRENSIÓN
de las explicaciones o de las instrucciones para realizar las tareas.
Recuerde que el
alumno con TDA no es necesariamente un alumno con déficit
intelectual. Su capacidad de razonamiento es buena excepto en casos
concretos. Por ello, si no comprende una explicación o no sigue unas
instrucciones se deberá al hecho de no haber prestado suficiente
atención (hiperactivos) o no haber sabido dirigir su atención a los
aspectos relevantes de la exposición del profesor (inatentos).
Para resolver estos
inconvenientes, el profesorado puede establecer la rutina siguiente:
- Efectúe la explicación al grupo del aula en los términos adecuados a su nivel curricular. Procure emplear frases cortas y en los casos en que la exposición deba ser larga, repita varias veces los aspectos fundamentales de la misma.
- Al explicar o dar instrucciones establezca frecuentemente contacto visual con el alumno con TDA; esto facilitará que mantenga su atención en usted o en lo que dice.
- Al finalizar la explicación o las instrucciones, diríjase al alumno con TDA y, de manera cordial, solicítele que le repita lo que ha entendido de la explicación o de las instrucciones. Ayúdele a completar aquellos aspectos que no sea capaz de repetir, bien porque no lo entendió, bien porque no atendió de manera suficiente (hiperactivos) o de manera eficaz (inatentos).
- Haga esto cada vez que exponga o proporcione instrucciones al grupo del aula. Tras unas cuantas veces de hacerlo, el alumno anticipará que tendrá que repetirlo y esto actuará como factor que le ayudará a mantener y dirigir la atención a sus explicaciones o instrucciones.
- Cuando se haya consolidado el hábito de atender con cuidado a sus explicaciones puede ir reduciendo las solicitudes de repetición al alumno. Hágalo de manera intermitente sin seguir una pauta concreta que el alumno pudiera identificar.
3.
PERMITA AL ALUMNO HIPERACTIVO QUE REALICE ALGÚN DESPLAZAMIENTO
por el aula a intervalos periódicos.
Tenga en cuenta que
a este alumno le resulta muy costoso permanecer quieto y/o en
silencio. Hablar o moverse es un comportamiento funcional para
mejorar la estimulación de su córtex sensorial por lo que tiende a
combinar movimientos en su sitio o fuera de su sitio con cambios
atencionales frecuentes. Por ello, puede nombrarlo su “ayudante en
clase” y encargarle ciertas tareas que favorezcan su movilidad en
el aula (o incluso fuera de ella).
Esté atento para
percibir cuando muestra inquietud, nerviosismo o lleva mucho tiempo
quieto o en silencio. En esas ocasiones hágale preguntas o
encárguele una tarea que suponga necesidad de hablar con otros o de
moverse. Esto no es necesario con alumnos inatentos.
II. ADAPTACIONES METODOLÓGICAS EN LAS TAREAS
4. ADAPTE EL TIEMPO QUE ASIGNA A LOS ALUMNOS EN LA
REALIZACIÓN DE TAREAS EN EL AULA
Considere que el
alumno hiperactivo, debido a sus características, tiene necesidad de
efectuar distracciones a intervalos breves de tiempo. Si ha sido
entrenado en habilidades de regulación de la atención, estas
distracciones serán breves, pero si no lo ha sido, las distracciones
tenderán a ser lo suficientemente largas como para hacerle imposible
realizar las tareas asignadas en el tiempo establecido para los
alumnos no hiperactivos.
Por otra parte, el
alumno inatento es lento en la ejecución, tanto de tareas cognitivas
como motrices, por lo cual necesitará más tiempo que los demás
compañeros para realizar las mismas tareas. Así pues, teniendo en
cuenta esta situación, tenga en cuenta el tiempo disponible para
llevar a cabo las tareas y amplíe este tiempo para los alumnos con
déficit de atención. Puede hacerlo de diversas maneras según el
nivel curricular y las características del alumnado.
5. ADAPTE LA CANTIDAD DE TAREAS QUE ASIGNA A LOS
ALUMNOS EN LA REALIZACIÓN DE TAREAS EN EL AULA O EN CASA.
Teniendo en cuenta
las consideraciones del apartado anterior, proponga a los alumnos con
déficit de atención un número de tareas inferior al que usted
considera adecuado para el resto de los alumnos. También puede
emplear una estrategia diferente: proponga una cantidad de tareas
mínimas a todo el grupo del aula y manifieste su satisfacción si
realizan este número de tareas; a continuación proponga otras
tareas opcionales cuya realización sea voluntaria y con las cuales
pueden mejorar su calificación. Al ser optativas los alumnos con
déficit de atención no se sentirán incapaces de hacerlas y, en
función de sus habilidades, irán realizando las que les sea
posible.
6. ADAPTE LOS CRITERIOS DE CALIDAD DE LA EJECUCIÓN
DE TAREAS.
Considere
que los alumnos hiperactivos tienen facilidad para cometer errores en
la ejecución de tareas, debido a su falta de atención sostenida,
así como, también, los inatentos a causa de su escasa eficacia
atencional. Por ello, para favorecer la motivación y la seguridad en
su propia capacidad, proponga en cada tipo de tarea un criterio de
calidad mínimo, con el cual usted se considera satisfecho, y otros
criterios de calidad progresiva, con los cuales podrá mejorar su
calificación. Puede hacer lo mismo con el resto de alumnos del grupo
si le parece que esta medida podría afectar negativamente a los
demás.
7.
FACILITE ESTRATEGIAS ATENCIONALES PARA REALIZAR LAS TAREAS
Con
frecuencia, los alumnos hiperactivos inician y desarrollan las
actividades de ejecución de tareas sin prestar suficiente atención
a todos los aspectos implicados en las mismas. En el caso de los
alumnos inatentos lo que sucede es que su dificultad para seleccionar
los elementos estimulares relevantes de cada tareas les lleva a
cometer errores en las mismas, aunque posean los conocimientos
necesarios para realizarlas con éxito. Para hacer frente a esta
eventualidad, lo adecuado es que, junto con las instrucciones para la
realización de la tarea, proporcione ayudas que supongan una
dirección del foco atencional, evitando que el alumno no sea capaz
de llevarla a cabo por un fallo atencional en lugar de por falta de
conocimientos.
Por
ejemplo: fíjate
que lo que tienes que hacer es …, y lo debes hacer de este modo
...; no tienes que hacer….
En cualquier caso,
las ayudas proporcionadas deben ser exclusivamente atencionales. Esto
es especialmente importante en el caso de los alumnos inatentos.
III. ADAPTACIONES METODOLÓGICAS EN LOS OBJETIVOS
8. PRIORICE LOS OBJETIVOS FUNDAMENTALES PARA
ADQUIRIR APRENDIZAJES POSTERIORES
Como persona que
antes de maestro ha sido alumno, usted recordará cómo, a lo largo
de su vida escolar, tuvo que adquirir una cantidad de conocimientos,
tanto de contenidos, como de procedimientos, que nunca o casi nunca
utilizó con posterioridad al curso que realizó.
A los alumnos con
déficit de atención les resulta más costoso aprender y consolidar
los conocimientos de cada nivel curricular que al resto de sus
compañeros, por lo cual, suelen presentar retrasos curriculares
importantes y, a veces tan significativos que les imposibilita seguir
el currículo de los cursos posteriores.
Para favorecer el
progreso escolar de estos alumnos, se sugiere que el profesor
determine cuáles serán los objetivos fundamentales que el alumno
debe lograr de manera progresiva para poder adquirir los
conocimientos del nivel siguiente. Su actuación profesional se
orientará a asegurar que el alumno alcanza y consolida estos
objetivos, renunciando si fuera necesario al logro de los demás. En
la medida de lo posible se actuará para lograr los objetivos
“secundarios”, pero solamente una vez asegurados los
“prioritarios”.
9.
CAMBIE LA TEMPORALIZACIÓN DE LOGRO DE LOS OBJETIVOS
Aunque en su
programación de aula haya establecido una temporalización para cada
objetivo, amplíe este tiempo para los alumnos con déficit de
atención. Darles más tiempo para alcanzarlos les facilitará el
logro y no perjudicará el aspecto esencial de la programación, si
tiene en cuenta el apartado anterior.
10.
SIMPLIFIQUE LOS OBJETIVOS
Siempre que le
resulte posible (no siempre será así) reduzca la complejidad de un
objetivo para facilitar su consecución. Por ejemplo: pida al alumno
que sume polinomios breves y no largos o complejos.
11.
DESGLOSE LOS OBJETIVOS EN METAS INTERMEDIAS
Dependiendo de la
naturaleza de los objetivos, siempre que le resulte posible, reduzca
la complejidad de un objetivo, dividiéndolo en partes. Esto es
especialmente útil para inatentos en objetivos complejos (por su
necesidad de dirigir la atención) y para hiperactivos por el tiempo
que requiere de mantenimiento de la atención).
IV.
ADAPTACIONES EN LAS EVALUACIONES
12. REALICE UNA EVALUACIÓN DIFERENTE PARA LOS
ALUMNOS CON DÉFICIT DE ATENCIÓN
Considere que la
evaluación formal de conocimientos es un derecho del alumno, pero
nunca una obligación del profesor. Tenga en cuenta que el profesor,
cuando firma un acta de evaluación está actuando como un “notario”
ante la sociedad, afirmando que el alumno posee o carece de los
conocimientos correspondientes al área o nivel curricular. Esto
implica que el profesor puede emplear los métodos y materiales que
le parezcan más adecuados para evaluar a cada alumno. Un ejemplo lo
constituyen los alumnos con déficit visual a quienes se les evalúa
con métodos diferentes que a los demás.
El profesor puede
perfectamente llevar a cabo procedimientos de evaluación de
conocimientos diferentes para diversos tipos de alumnos sin que ello
constituya una acto de trato preferencial para otros alumnos.
Tenga en cuenta que
la curva de fatiga atencional del alumno hiperactivo es mucho más
corta que la del no-hiperactivo, por lo cual, en sesiones de
evaluación de más de 30 minutos, la capacidad de prestar atención
se reduce muy sensiblemente y con ello el rendimiento.
En el caso del
alumno inatento, su lentitud –tanto de procesamiento cognitivo,
como de ejecución motriz- le hace imposible terminar las tareas de
evaluación en el tiempo normativo (el tiempo propuesto a los alumnos
“normales”).
En ambos casos,
someter al mismo procedimiento evaluador a niños con o sin déficit
de atención constituye una clase de injusticia para con los
primeros, lo cual ya ha empezado ser tenido en cuenta en algunos
tribunales de evaluación (ejemplo: las pruebas de selectividad en la
Universidad de Barcelona se adaptaron a una alumna con diagnóstico
de TDAH por indicación del Rectorado de la UBA).
13.
REDUZCA EL TIEMPO DE EVALUACIÓN
Para
adaptar el tiempo de evaluación puede:
a) diseñar dos
sesiones en días o en horas diferentes
b) proponer unas
sesiones de evaluación más breves a todo el grupo
c) modificar el tipo
de evaluación escrita por oral, en un ambiente privado
d) evitar someter al
alumno con déficit de atención a sesiones de evaluación formal y
valorar sus conocimientos por procedimientos de evaluación continua.
14. REDUZCA LA CANTIDAD DE PREGUNTAS, EJERCICIOS O
CUESTIONES DE CADA EVALUACIÓN
Esto constituye otra
forma de reducir el tiempo de evaluación. Si la cantidad de tareas
es menor, el tiempo requerido para realizarlas se acorta. Por su
parte, los inatentos pueden hacerlas en una sesión de 50 minutos.
15. IMPARTA LAS INSTRUCCIONES DE LA EVALUACIÓN
INCLUYENDO ADVERTENCIAS ATENCIONALES
Una
queja frecuente de los alumnos en evaluación es que las cuestiones
no están claramente expuestas por el profesor, lo que requiere un
esfuerzo atencional añadido y previo a la simple demostración de
conocimientos.
Si esto es un
problema para todos los alumnos, para quienes presentan déficit de
atención puede ser la causa del fracaso en el examen.
Si el profesor
quiere valorar los conocimientos de un alumno en un área de
conocimiento, debe formular las cuestiones de examen de una forma
clara y precisa, incluyendo en las instrucciones de ejecución del
mismo aclaraciones que constituyan una guía atencional para los
alumnos. Obviamente, las ayudas atencionales no tienen que ser ayudas
para las respuestas al examen. Estas ayudas atencionales son de
especial relevancia para los alumnos inatentos debido a su escasa
eficacia atencional y para los hiperactivos por su tendencia a
responder sin haber analizado con suficiente dedicación las
preguntas o cuestiones del examen.