Día Escolar de la No-violencia y la Paz.
El viernes fue día de la paz y
nuestros colegios celebraron este día, reuniendo al alumnado alrededor de este
valor fundamental (DENIP),
fundado en 1964 y conocido
también por Día Mundial o Internacional de la No-violencia y la
Paz. Se celebra el 30 de enero y es una iniciativa pionera, no estatal, no gubernamental,
no oficial, independiente, libre y voluntaria de Educación Noviolenta y
Pacificadora, practicada ya en escuelas de todo el mundo y a la que están
invitados a participar los centros educativos de todos los países.
Se celebra con motivo del aniversario
de la muerte de de Mahatma Gandhi,
el hombre del “alma grande”, que con su lucha pacífica y sus acciones de
noviolencia, consiguió que la independencia de la India, su país natal, se
hiciera realidad.
“Amor
universal, No-violencia y Paz. El amor universal es mejor que el egoísmo,
la No-violencia
es mejor que la violencia y la Paz
es mejor que la guerra
“.
Este es el
mensaje básico que propone el “Día Escolar de la No-Violencia y
la Paz” (DENIP).
Este Día
defiende y promueve el amor universal, la no-violencia, la tolerancia, el respeto por los Derechos Humanos,
la solidaridad y la Paz.
LA LEYENDA DEL ARCOIRIS
Cuentan que hace mucho
tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más
importante, el más útil, el favorito.
El verde dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y
la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí
todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría
de las cosas”.
El azul interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y
el mar. El agua es la base de la
Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El
cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El amarillo soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo
risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas
son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a
sonreír. Sin mí no habría alegría”.
A continuación tornó la palabra el naranja: “Yo soy el color de la salud y de
la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades
internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad
en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy,
todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el
crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.
El rojo no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor
y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la
sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión
y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.
El púrpura enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa:
“Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me
han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La
gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.
El añil habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual
determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis
en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la
reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el
equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él
era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un
resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con
estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores
comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando
protección.
La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos,
intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos?
Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad
vuestras manos y venid conmigo”.
Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como
recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa
de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue
como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo
para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos
a otros.
Os dejamos fotos de
algunos de nuestros colegios.