jueves, 11 de octubre de 2018

CUANDO SE ESPERA UN MILAGRO Y… LLEGA: “EL MILAGRO DE ANNA SULLIVAN”.





CUANDO SE ESPERA UN MILAGRO Y… LLEGA:
 “EL MILAGRO DE ANNA SULLIVAN”.

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En nuestra vida podemos encontrarnos a personas ciegas o a personas sordas, pero la sordocegera parece ser “invisible”, de hecho actualmente no hay un censo firme donde se puedan contabilizar el número de personas sordociegas. 

Según FOAPS (Fundación Once para la Atención de Personas con Sordoceguera) se estima que existen unas 6.000 personas, de las cuales 2.700 son afiliados a la ONCE representando el 3% del total de las afiliadas a esta organización.

La sordoceguera es la discapacidad que resulta de la combinación de dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva) que se manifiestan en mayor o menor grado, provocando problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer y por tanto interesarse y desenvolverse en el entorno. La sordoceguera afecta gravemente las habilidades diarias necesarias para una vida mínimamente autónoma y requiere servicios especializados, personal específicamente formado para su atención y métodos especiales de comunicación.

En la actualidad hay varios sistemas de comunicación según el grado de discapacidad de la persona, es decir, si tienen o no algún resto visual o auditivo se pueden utilizar sistemas alfabéticos, lengua de signos, tablillas de comunicación…

Actualmente, como mencionamos, existen formas que nos permiten comprender qué es la sordoceguera y cómo podemos comunicarnos con estas personas. Pero ¿cómo se interpretaba la sordoceguera, por ejemplo, en el siglo XIX?

Helen Keller nació el 27 de junio de 1880, en Tuscumia, Alabama, Estados Unidos. No nació ciega ni sorda, sino como una niña perfectamente normal. No fue sino hasta diecinueve meses después que contrajo una enfermedad que los doctores describieron como una congestión aguda del estómago y el cerebro. Helen no tuvo la enfermedad por mucho tiempo, pero ésta dejó sus huellas: sordera, ceguera y, por consiguiente, incapaz de hablar.

Fue criada por sus padres, Capitán Arthur H. Keller y Kate Adams Keller, como una niña mimada e incomprendida, ya que no podían comunicarse con ella.
A los siete años de edad, cuando sus padres se encontraban literalmente desesperados, delegan la educación en la ayuda de una instructora del  Instituto Perkins para Ciegos: Anne Sullivan una joven especialista  que se encargó de su formación y logró su avance, logró el milagro.

Recomendamos esta película para acercarnos al mundo de la sordoceguera y cómo de la insistencia, el trabajo y la comprensión de la maestra, puede hacer que la vida de una persona cambie para siempre.

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