“La culpa de nuestro destino, querido Horacio, no es de nuestro destino, es
nuestra” – William Shakespeare, traducción libre)
La sobreprotección es una consecuencia negativa en la búsqueda de lo mejor
para nuestro hijo. La mayoría de los padres en algún momento han sobreprotegido
a sus hijos, esto es algo normal en la condición humana, pero si este comportamiento se convierte en pauta rutinaria en la educación, nos
encontramos ante un problema que debemos afrontar responsablemente.
“La culpa de nuestro destino, querido Horacio, no es de nuestro destino, es
nuestra” – William Shakespeare, traducción libre)
La sobreprotección es una consecuencia negativa en la búsqueda de lo mejor
para nuestro hijo. La mayoría de los padres en algún momento han sobreprotegido
a sus hijos, esto es algo normal en la condición humana, pero si este comportamiento se convierte en pauta rutinaria en la educación, nos
encontramos ante un problema que debemos afrontar responsablemente.
Cada vez
estamos apreciando más familias con un estilo educativo sobreprotector sobre
sus hijos. La mayor parte no son conscientes de ello, piensan que están
haciendo lo correcto, y se esfuerzan al máximo para que sus hijos sean felices,
sin ser conscientes de las consecuencias que este comportamiento tendrá en sus
hijos más adelante. El resultado de una sobreprotección es la inseguridad
y será en la adolescencia cuando empiecen a aparecer
comportamientos que muestren malestar en el hijo/a. Son padres
incapaces de reconocer que su estilo educativo ha podido influir en esta
situación.
Los padres
sobreprotectores son aquellos que se sienten totalmente responsables de lo que
pueda ocurrirle a su hijo/a, estando constantemente pendientes de sus
movimientos. Son padres que cuando sus hijos llegan a la adolescencia,
continúan intentando controlar todos sus comportamientos, entradas y salidas,
lo que hacen, no dejan que sus hijos disfruten de muchas cosas de la vida por
haberles fomentado miedos,…
Posibles
efectos de la sobreprotección a los hijos.
Practicando este estilo educativo, aumentamos la posibilidad de que nuestros
hijos sufran alguna de las siguientes consecuencias:
- Timidez y
dependencia excesiva
- Dificultad
para tomar decisiones por sí mismo, falta de confianza e iniciativa.
- Búsqueda de
la seguridad en otros (ha aprendido a que otros resuelvan los problemas).
- “Tiran pronto
la toalla”
- Poco desarrollo
de las habilidades sociales
- No asumen la
responsabilidad de sus actos ya que están acostumbrados a que sean los padres
los que las asuman.
- Retrasos o
dificultades en el aprendizaje
- En muchos
casos, acaban desarrollando una depresión a consecuencia de su baja autoestima
y autoconcepto, y
de sus dificultades para resolver problemas en su día a día.
Algunos consejos prácticos. ¡Hagamos niños fuertes y seguros!
- Ayudemos a
que sean capaces de tomar decisiones con criterio y asumiendo consecuencias.
- Tratemos de
aumentar su autonomía y darles cierto grado de libertad y responsabilidad,
según su grado de
madurez, así conseguiremos que sean personas independientes y seguras.
- Tienen que
existir unos límites claros en casa y no darle todo lo que pidan.
- Hay que
exigirles ciertas tareas, obligaciones o responsabilidades
- Hay que
dejarles que se enfrenten a las dificultades y a los problemas para que puedan
encontrar
alternativas
por sí mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario