El cociente intelectual (CI), o "coeficiente intelectual", como mucha gente lo denomina erróneamente, es el número que resume el desempeño de un sujeto al realizar un test en el que se miden sus habilidades cognitivas, su nivel de "inteligencia". Por desgracia, el hablar de coeficiente intelectual en vez de cociente, es un error muy habitual en todo tipo de medios. Tanto, que la RAE no ha tenido más remedio que incluirlo en su diccionario.
En el pasado, el cociente intelectual se obtenía gracias
a la división de la edad intelectual entre la edad real del individuo y, aunque
hoy en día se obtiene gracias a los resultados obtenidos tras un test de
inteligencia, el número obtenido de esta prueba sigue siendo un cociente. Eso
sí, el concepto de inteligencia es tan amplio que resulta difícil medirlo a
través de una sola prueba. De hecho, la visión de una inteligencia general
propuesta por Spearman a principios del siglo XX ha sido puesta en duda, entre
otros por Gardner y su teoría de las inteligencias múltiples.
El cociente intelectual (CI) es un número que se
encuentra en una escala en la que 100 es el punto medio. Aquellas personas cuyo
CI es igual o mayor a 130 serían consideradas superdotados. Los superdotados
poseen, así, una capacidad intelectual superior a la del 98% de la población.
¿Por qué un individuo es superdotado? El cociente
intelectual (CI) está directamente relacionado con el cociente intelectual de
los progenitores, es decir, es genético o hereditario. Sin embargo, una
parte de nuestra capacidad intelectual depende de nuestra historia de vida, del
uso que hagamos de nuestro cerebro.
Hace tiempo, se pensaba que las diferencias entre el
nivel intelectual de las personas dependía exclusivamente de ese factor
genético. Se creía que el cociente intelectual “venía de fábrica”. Sin embargo,
los estudios demuestran que “la combinación de una estimulación precoz
y adecuada con el medio ambiente son esenciales en el desarrollo del cerebro” (Susana
Martín, Marta (2012). El concepto de inteligencia en el siglo XXI).
Un entrenamiento adecuado del cerebro, específico para
cada función cognitiva, afina y potencia nuestras capacidades. Asi que …… No te
conformes con el cerebro que te ha tocado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario