En todas las aulas que existen alrededor
del mundo hay conflictos: los conflictos con y entre tu alumnado son
inevitables y no son "malos". Lo que sí puede ser malo es un
inadecuado modo de solucionarlos; aquí tienes 14 consejos para la clase (y
para la vida, en general). Un artículo de Katie Lepi para Edudemic
1. Mira a tus alumnos y alumnas con
buenos ojos
¿Verdad que tratamos a las personas que
nos caen bien de una forma diferente a las demás? Somos más comprensivos, nos
enfadamos con más dificultad, somos más pacientes... Nadie te obliga a
"amar" la resolución de los problemas y conflictos de tu alumnado,
pero si logras desarrollar una actitud de disposición y agrado hacia
ellos y ellas, contribuirás a minimizar sus comportamientos infantiles
y el número de incidencias del aula.
2. Mensajes "yo"
Este mensaje es muy conocido: enseña a tu
alumnado a usar mensajes "yo" y úsalos tú. Por ejemplo,
"me siento triste cuando...", "me siento confusa
cuando...". Evita una "escalada" dentro de las discusiones y
te pone en sintonía con tus emociones y las de tu interlocutor/a, dando una
vía constructiva y empática para dialogar y cambiar de
conducta, argumentando y sin imponer ni juzgar.
3. Escucha activa
A menudo, los niños y niñas solo quieren
llamar la atención para reclamar aquella que no reciben en su casa: si un niño
o una niña provoca problemas continuamente, dale la oportunidad de
decir lo que piensa - sin que resulte insistente - y, posiblemente, su
conducta empezará a mejorar.
Emplear técnicas de escucha activa
demuestra a tu alumnado que realmente te importa oír lo que te dicen: reitera
lo que te han dicho (¡Cuidado! ¡No lo hagas con los
adultos y adultas: notarán que es un "truco"!). De este modo,
también practican para trabajar en sus problemas y conflictos,
aprendiendo a expresarlos adecuada y claramente.
4. Estilo de resolución de conflictos
Si eres una persona tímida y reservada e
intentas resolver un conflicto en el aula de un modo fuerte, brusco, tu intento
va a resultar hueco, poco convincente, sobre actuado,
impostado. ¿Cuáles son tus puntos fuertes y débiles?
5. Fija un "zona tranquila"
Dependiendo de la edad, podríamos poner
ahí lápices para colorear, bolas anti estrés... Tener esa zona envía un mensaje
muy importante a los/as estudiantes: la ira es una emoción
aceptable y, sencillamente, hay que saber manejarla
adecuadamente.
6. Adelántate
Debemos estar atentos/as a situaciones
potencialmente "peligrosas" y adelantarnos, abordando el tema
con antelación para tratarlo antes de que se produzca y lograr evitarlo. Es
mucho más fácil, por ejemplo, explicarles que van a tener que compartir un
juguete en clase antes de que se produzca una discusión por compartir un
juguete que sermonear sobre las bondades de la generosidad y
la solidaridad tras la pelea.
7. Cuenta hasta 10
Si te enfadas, detente y tómate tu
tiempo: respira y cuenta hasta 10. Por supuesto, no pongas en peligro tu
puesto de trabajo. Mantén la calma
8. Dilo con una sonrisa
Hay un consejo muy viejo: "los
maestros y las maestras no deben sonreir hasta Navidad", si quieren
que los /as estudiantes se tomen en serio su clase. ¡Espeluznante!
Obviamente, depende de la persona, depende del aula y depende de muchas cosas,
pero un/a docente sonriente contagia, bajo condiciones "normales", su
sonrisa.
9. Un buen clima
Ya hemos hablado muchas veces de la
importancia de un buen clima de aula: es, incluso, absurdo, porque el buen
clima es todo. Si hay buen clima, los conflictos se
resuelven de un modo civilizado. En realidad, hay que
empezar por intentar crear un ambiente lo más pacífico posible: eso implica,
también, una estética cálida.
10. Que lleguen a la respuesta por sí
mismos/as
Es mejor guiarles hacia
aquello que quiero que aprendan y se den cuenta ellos/as solos/as de la "lección"
que decirles "Te estás portando mal". Las preguntas sutiles
serán tu timón.
11. Salir fuera de clase
Camina lentamente hacia
la puerta, para que todos/as tus alumnos/as puedan percatarse, y llama al
alumno o alumna suavemente. Fuera del aula, explícale la situación: "Parece
que hoy hay algunos programas, ¿Cómo podemos evitar eso?". Cuando
regreséis al aula,sonríe y dale las gracias en voz
alta, delante de sus compañeros y compañeras.
12. Coherencia
Esto no es un truco, ni un consejo, ni una
estrategia: es una obviedad. La única forma de asegurar el respeto
hacia ti, como docente, es siendo coherente en la forma de resolver las disputas.
Tu alumnado recuerda tus estrategias, las observa y genera estrategias si ve
que vas dando bandazos y eres poco consistente en este aspecto.
13. Hablar con los alumnos sirve para algo
Los/as niños/as pueden pasarse el día
chivándose y quejándose de sus compañeras/os si se lo permites; en cambio, en
Educación Primaria, los problemas que no son tal cosa suelen olvidarse de
un día para otro. Evitaremos tanto chismorreo si limitamos las quejas
comunes a un horario pactado.
14. Elogiar y reconocer el éxito en la
resolución de conflictos
No caigas en la trampa: tu alumnado NO
puede pensar que los conflictos no existen. Lo que ha de hacerse
es premiar una resolución exitosa de esos conflictos inevitables
elogiando su buena gestión (lo cual es algo, sin duda, muy digno de
elogio)
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