10 consejos básicos para aplicar límites educativos
Cuando necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y
"ahora" (recoger los juguetes, irse a la cama, etc.), debemos tener en
cuenta algunos consejos básicos:
1. Objetividad. Es frecuente escuchar en nosotros
mismos y en otros padres expresiones como 'Pórtate bien', 'sé bueno', o
'no hagas eso'. Nuestros hijos nos entenderán mejor si marcamos nuestras normas de una forma más concreta.
Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele
ser claro para un niño. 'Habla bajito en una biblioteca'; 'agarra mi
mano para cruzar la calle' son algunos ejemplos de formas que pueden
aumentar sustancialmente la relación de complicidad con tu hijo.
2. Opciones. En muchos casos, podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus órdenes. La libertad de oportunidad
hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo
las resistencias. Por ejemplo: 'Es la hora del baño. ¿Te quieres duchar o
prefieres bañarte?'. 'Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje o
lo hago yo?' Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño para que haga exactamente lo que queremos.
3. Firmeza. En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza.
Por ejemplo: 'Vete a tu habitación ahora' o '¡Para!, los juguetes no
son para tirar' son una muestra de ello. Los límites firmes se aplican
mejor con un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el
rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de
obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: '¿Por qué no te llevas los
juguetes fuera de aquí?'; 'Debes hacer las tareas de la escuela ahora';
'Vente a casa ahora, ¿vale?''. Esos límites son apropiados para cuando
se desea que el niño tome un cierto camino. De cualquier modo, para esas
pocas obligaciones 'debe estar hecho', serás mejor cómplice de tu hijo si aplicas un firme mandato. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.
4. Acentúa lo positivo. Los niños son más receptivos al hacer lo que se les ordena cuando reciben refuerzos positivos.
Algunas represiones directas como el 'no', dicen a un niño que es
inaceptable su actuación, pero no explica qué comportamiento es el
apropiado. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer
('habla bajo') antes de lo que no debe hacer ('No grites'). Los padres
autoritarios tienden a dar más órdenes y a decir 'no', mientras los
demás suelen cambiar las órdenes por las frases claras que comienzan con
el verbo 'hacer'.
5. Guarda distancias. Cuando decimos 'quiero que te vayas a la cama
ahora mismo', estamos creando una lucha de poder personal con nuestros
hijos. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma
impersonal. Por ejemplo: 'Son las 8, hora de acostarse' y le enseñas el
reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el
niño y el reloj.
6. Explica el porqué. Cuando un niño entiende el
motivo de una regla como una forma de prevenir situaciones peligrosas
para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a obedecerla. De este
modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño porqué
tiene que obedecer.
Entendiendo la razón, los niños pueden desarrollar valores internos de
conducta o comportamiento y crear su propia conciencia. Antes de dar una
larga explicación que puede distraer a los niños, manifiesta la razón
en pocas palabras. Por ejemplo: 'No muerdas a las personas. Eso les hará
daño'.
7. Sugiere una alternativa. Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intenta indicar una alternativa aceptable.
Sonará menos negativo y tu hijo se sentirá compensado. De este modo,
puedes decir: 'ese es mi pintalabios y no es para jugar. Aquí tienes un
lápiz y papel para pintar'. Al ofrecerle alternativas, le estás
enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.
8. Firmeza en el cumplimiento. Una regla puntual es esencial para una efectiva puesta en práctica del límite. Una rutina
flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la próxima, y
a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de
cumplir. Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser
efectivas día tras día, aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu
hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos seguramente
intentarán resistir.
9. Desaprueba la conducta, no al niño. Deja claro a tus hijos que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va directamente hacia ellos. No muestres rechazo hacia los niños. Antes de decir 'eres malo', deberíamos decir 'eso está mal hecho' (desaprobación de la conducta).
10. Controla las emociones. Los investigadores
señalan que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente
y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos con sus
niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma la situación y
contar hasta diez antes de reaccionar. Delante de un mal
comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma, y después preguntar con tranquilidad, '¿que ha sucedido aquí?'.
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