Emociones destructivas: Cómo
comprenderlas y dominarlas. (Daniel Goleman)
En su lectura encontrará interesantes
y valiosos fundamentos y ejemplos para trabajar esta importante área del
bienestar y la salud mental de los niños.
Hoy existen varios programas
orientados a desarrollar y potenciar la madurez emocional de los niños,
dada su enorme implicancion en el logro de los objetivos pedagógicos y
desarrollo personal.
El programa PATHS, desarrollado
entre otros por Mark Greenberg. (Promoting Alternative Thinking Strategies).
La idea que alienta su trabajo, es
que, si hoy en día nos preocupamos por enseñar a los niños todas estas cosas,
podremos reducir la incidencia futura de ciertos problemas,
especialmente de los derivados de las emociones conflictivas, como la
violencia, el suicidio, el abuso de drogas, etc.
El capítulo XI de la obra nos parece de vital
importancia para los educadores por lo que presentamos algunas de las ideas
primordiales expuestas por su autor.
Goleman se refiere a los factores protectores y
los factores de riesgo que inciden en el bienestar emocional del niño y
le otorga principal preocupación a las relaciones parentales.
…
“tres cuestiones muy importantes relacionadas con el vínculo paternofilial…
“En primer lugar, la
investigación indica que, cuando los padres reconocen las emociones
negativas de sus hijos – su ira y su tristeza- y les ayudan a enfrentarlas,
estos acaban desarrollando con el paso del tiempo una mayor capacidad de
regulación fisiológica de sus emociones y exhiben una conducta más positiva..
“En segundo lugar, debo decir que la depresión
de la madre es la principal de las variables que hacen peligrar gravemente el
desarrollo emocional del niño. Por ello, los hijos de madres tristes, apáticas
o deprimidas son más agresivos, ansiosos y depresivos.”
Importantes investigaciones realizadas
últimamente han revelado que los adultos deprimidos presentan una menor
actividad del lóbulo frontal izquierdo del cerebro, fenómeno que se reproduce
en una baja activación de este lóbulo fundamental en el desarrollo emocional,
en hijos de madres deprimidas.
“Los hijos de madres deprimidas parecen
mostrar, pues, una pauta inusual de activación cerebral y una menor incidencia
de emociones positivas. Y no debemos olvidar que las relaciones establecidas
durante la temprana infancia determinan el rumbo del posterior desarrollo
emocional y social. La tasa de emociones positivas, como la alegría, por
ejemplo, presentes en las relaciones infantiles, parecen, pues, esenciales para
asentar las vías neuronales adecuadas.”
“Resumiendo, la felicidad del bebé le ayuda a
establecer las conexiones nerviosas necesarias para experimentar sentimientos
positivos- como la alegría- por ejemplo, durante el resto de su vida.”
“En tercer lugar “sabemos que la privación puede
determinar la tasa de neurotransmisores como la dopamina, y en consecuencia,
influir sobre el desarrollo y la plasticidad del cerebro. Convendría por tanto,
prestar atención al alarmante aumento del número de niños, que se ven obligados
a vivir en orfanatos desprovistos de afectos y de un vínculo emocional estrecho
con sus cuidadores.”
.
La ventana prefrontal de la
competencia emocional.
Entre los tres y los siete años empiezan a
desarrollarse ciertas habilidades sociales muy importantes como el autocontrol,
la capacidad de detenerse y de calmarse cuando uno está enfadado, y la
habilidad de mantener la atención.”
“Hoy en día se sabe que el lóbulo frontal
está muy ligado a estas habilidades evolutivas que combinan información
procedente de la emoción y del pensamiento. Es muy improbable, en este sentido,
un estilo de juego manifiestamente agresivo en niños de cinco o seis años acabe
desvaneciéndose, y es de esperar que persista durante toda su vida. Los datos
de la investigación parecen confirmar que más de la mitad de los niños
agresivos violentos se conviertan en adolescentes crueles y violentos”.
“Los estudios realizados por Mark Greenberg,
ponen de relieve que los niños agresivos tienen dificultades para integrar la
emoción y la razón. Esa agresividad parece derivarse de su dificultad para
planificar el futuro, y de un escaso control de los impulsos emocionales, dos
actividades que, no lo olvidemos, están muy ligadas a los lóbulos
prefrontales.”
“ Por otra parte, los niños que poseen una
buena capacidad de planificación y que son conscientes de sus emociones, al
ingresar en la escuela, a eso de los cinco o seis años, corren muchos menos
riesgos de experimentar trastornos posteriores de agresividad y de ansiedad.
“El adecuado uso de este programa permite el
desarrollo de las habilidades emocionales y sociales de los niños, así como
también mejora algunas de sus capacidades racionales. Estaríamos muy
equivocados si creyéramos que las habilidades emocionales y sociales se
encuentran desvinculadas de las capacidades racionales.”
LA PRACTICA
Primero calmarse y luego pensar.
“ Hoy en día sabemos que los programas
eficaces se caracterizan por los cinco rasgos siguientes. En primer lugar
deben centrarse en ayudar a los niños a calmarse, es decir, a reducir el
lapso de recuperación de la activación emocional, independientemente de la
emoción considerada. En segundo lugar, deben contribuir a aumentar la
conciencia de los estados emocionales de los demás. El tercer rasgo
distintivo, quizás sea el más occidental, y se refiere a la necesidad de hablar
de los sentimientos para resolver los problemas interpersonales. El
cuarto consiste en desarrollar la capacidad de pensar y planificar
anticipadamente el modo de evitar las situaciones difíciles. Cualquier
programa eficaz, por último, debe tener en cuenta los efectos de nuestra
conducta en los demás, un punto que implica tanto la empatía como la
relación interpersonal.
Hemos determinado que las emociones se atiene a
ciertas reglas, a las que bien podríamos llamar principios. En este sentido, queremos
transmitir a los niños y a sus maestros cuatro grandes ideas. La primera es que
los sentimientos son señales – que pueden provenir tanto del interior
como del exterior- y que, en consecuencia, nos proporcionan una
información muy importante sobre uno mismo (sobre lo que uno necesita o desea)
o sobre los demás (sobre lo que necesita o desea otra persona).
“Por este motivo es que nos interesa que los
niños aprendan a valorar adecuadamente esa información. Para cobrar conciencia
de las emociones no sólo debemos darnos cuenta del modo en que nos sentimos,
sino también tenemos que saber verbalizar nuestros sentimientos y reconocerlos
en los demás. Creo que esta noción, además, tiene mucho que ver con la
inteligencia,-, y con la visión budista de florecimiento-, por cuanto implica
la capacidad de usar la razón no para reprimir las emociones, sino para
tenerlas muy en cuenta y basarnos en ellas a la hora de tomar decisiones.
“Así pues, una de las líneas directrices de
nuestro programa es que las emociones son señales muy importantes”.
” Todos los sentimientos están
bien. Son las conductas las que pueden estar mal”.
Es importante que los niños se den
cuenta de que todo el mundo siente, en algunas ocasiones, celos, avaricia,
desilusión, etc. el espectro complejo, en suma, de los sentimientos. Pero una
cosa son los sentimientos y otra cosa muy distinta la conducta, y sólo ésta
puede estar bien o mal.
“ Y qué es lo que hacemos en la práctica para
enseñar todo esto?, veamos , por ejemplo, lo que ocurre en el caso de una
lección sobre los celos, una emoción muy importante para los niños. En tal
caso, hablamos de los celos y les mostramos imágenes del rostro de diferentes
personas que expresan esa emoción con el objetivo de que lleguen a
familiarizarse con ella. También podemos contar una historia en que en alguna
ocasión un niño sintió celos y del modo en que lo resolvió. Podemos invitarles
a hablar de alguna situación en la que ellos mismos sintieron celos, o
que hagan un dibujo o escriban sen su diario acerca de ello. También insistimos
en que una cosa es la emoción y otra la conducta y que, si bien puede resultar
difícil controlar la aparición de los celos. Sí que podemos decidir
comportarnos de un modo o de otro.
“El segundo punto consiste en diferenciar
claramente los sentimientos de la conducta. En este caso, se trata de
determinar qué tipos de conducta están bien y cuales no lo están, algo que
puede requerir mucho tiempo. Es muy frecuente que, cuando los niños
experimentan ciertas emociones, como la ira, por ejemplo, y son castigados por
ello, acaben confundiendo la emoción con la conducta y concluyan la
inadecuación de ciertas emociones. Por ello es muy importante que los niños
aprendan que los sentimientos forman parte integral de ellos mismos y que, en
consecuencia, conviene tenerlos muy en cuenta. Los sentimientos son, pues,
naturales y no hay nada malo en ellos.
“La tercera directriz que
tratamos de transmitirles es que, antes de pensar, deben calmarse. Si quieren
verlo así, se trata de una especie de mantra de nuestras aulas muy ligado
a la idea de Mathieu de que las emociones condicionan la mente para ver de un
determinado modo. Por ese motivo, insistimos mucho en que, para poder ver con
claridad lo que les está ocurriendo y actuar en consecuencia, primero deben
calmarse, y, para ello, enseñamos técnicas concretas a las que los niños pueden
apelar para tranquilizarse cuando se encuentran atrapados en una emoción. Lo
que queremos transmitirles es la necesidad de aprender a manejar la exitación
que acompaña a la emoción. Nosotros no pretendemos que se desembaracen de las
emociones, lo único que queremos es que aprendan a calmarse para que luego
puedan decirse a sí mismos “estoy enfadado. ¿Por qué estoy enfadado? ¿Qué puedo
hacer con este enfado?. Nosotros no les invitamos a que nieguen sus emociones,
sino tan sólo a modificar la activación de esa emoción y a calmarse antes de
utilizar nuestra inteligencia.
“La cuarta línea directriz consiste en
la llamada “regla de oro”, a la que consideramos una auténtica obra maestra de
la sabiduría. Para ello decimos a los niños “Trata a los demás como quieras
que ellos te traten a ti”, una idea que implica, obviamente, la necesidad
de asumir el punto de vista de los demás.
Estas son las cuatro grandes directrices que tratamos
de transmitir una y otra vez, pero no sólo a los niños, sino también a los
maestros, al director y a todos los miembros del personal que se hallen en
contacto con los niños”.
Algunas experiencias prácticas o actividades
que son utilizadas en el programa PATHS:
“Hacer la tortuga” (cuento
infantil) Tecnica de la tortuga
“Este cuento tiene varios
aspectos importantes. En primer lugar – y por encima de todo-, enseña al niño a
cobrar conciencia de sus emociones antes de que se conviertan en conductas
destructivas.. Además, también le ayuda a sumir su propia responsabilidad y a
controlarse, lo que resulta naturalmente muy gratificante y contribuye también
muy positivamente a su proceso de desarrollo y maduración.
“Con este cuento enseñamos a los niños a “hacer
la tortuga” de muchos modos diferentes, dependiendo del contexto, pero
recurriendo siempre al cuerpo. En la mayor parte de los casos, les enseñamos a
respirar profundamente al tiempo que cruzan los brazos sobre el pecho.
Nosotros creemos que el aprendizaje infantil se
inicia a través de la acción física concreta y que sólo luego va tornándose más
conceptual. Lo que queremos en suma, es que asocien la noción de
tranquilización a una acción y, además – y como acabamos de decir-, resulta muy
difícil agredir físicamente a alguien cuando nos hallamos en esa postura.
“Los niños no saben calmarse y, para
ello, suelen requerir el apoyo de los adultos. Por ello, cuando un maestro ve
que un niño parece muy enfadado, conviene que le coja de la mano y le diga.
“Veo que estás muy enfadado. Vamos a tranquilizarnos. Yo lo haré contigo,
inspiremos juntos”, remedando de ese modo la actitud de la madre cuando
consolida y estructura la relación con su bebé. También en este caso es
necesario que el maestro repita con el niño esta práctica todas las veces que
haga falta, hasta que acabe internalizando esa habilidad esencial.
“Pero, al mismo tiempo que enseñamos a los
niños a “hacer la tortuga”, también les enseñamos a hablar consigo mismos, como
un modo de controlar su conducta, algo que, en ocasiones, se denomina
autocontrol verbal. La idea consiste en que el niño aprenda a hablar consigo
mismo y aprenda también a utilizar el lenguaje como un sustituto de la
representación conductual y del exabrupto emocional.
“Este me parece un punto esencial, porque la
autorregulación constituye el pre requisito de toda acción responsable. No
bastan, en este sentido, las admoniciones morales sin las habilidades
subyacentes necesarias para llevarlas a la práctica.
“Nosotros creemos que, a menos que los niños
aprendan a calmarse cuando están alterados, su desarrollo moral y emocional
correrá el peligro de quedarse estancado. Este es un punto realmente esencial,
porque resulta muy difícil y requiere mucha práctica. Y debo decirles que
como adulto, todavía estoy trabajando en ello.
Otra manera de trabajar el cuento:
Expresar lo que uno siente.
“Un segundo objetivo de nuestro
programa consiste en que los niños se familiaricen con el mundo de las
emociones. Para ello comenzamos con los sentimientos evolutivamente más
rudimentarios y luego vamos avanzando hasta los más complejos. Y eso lo hacemos
clasificándolos en función de un código de colores. Nosotros nunca hablamos de
sentimientos buenos y de sentimientos malos – porque, para nosotros, todos los
sentimientos están bien-, sino de sentimientos amarillos y de sentimientos
azules, o de sentimientos cómodos y sentimientos incómodos, respectivamente,
porque es así como les hacen sentir interesantes (aunque en ocasiones resulte
un tanto complicado). Así, por ejemplo, cuando hablamos de “tener miedo”,
también solemos enseñarles al mismo tiempo, el sentimiento opuesto, en este
caso “ estar seguro”.
Preparando las vías neuronales.
“El caso de la burla es un fenómeno muy
complejo porque, aunque la mayor parte de las veces en que alguien se burla de
un niño, éste se siente dolido, humillado y confundido, también hay
circunstancias en que contribuye a integrarles en el grupo. A pesar de ello, no
obstante, los niños suelen considerar negativa cualquier caso de burla. A eso
de los diez años, cuando los niños se agrupan en pandillas, aparece un nuevo
tipo de conducta, el cotilleo, que les lleva a pasar mucho tiempo contando
historias sobre éste y sobre aquél, lo que puede resultar muy molesto, porque
es muy difícil controlar sus emociones cuando los demás no dejan de contar
mentiras sobre él.
“Es muy importante que en tales casos, el niño
sepa tranquilizarse cuando siente que alguien está burlándose de él y que
sepa discriminar también con claridad si es un mero juego u oculta alguna
intención aviesa. Tengamos en cuenta que los niños agresivos y los que se
sienten fácilmente dañados suelen reaccionar de un modo casi automático- Por el
momento ignoramos lo que , en tal caso, pueda estar ocurriendo en su cerebro,
ya que tal vez existan circuitos muy sensibles al respecto..
Hay veces en que los maestros , al igual que
los padres,, se ven obligados a afrontar situaciones insolubles. Consideren,
por ejemplo, el caso en el que dos niños entran corriendo del patio de
recreo diciendo: “ me ha quitado la pelota”! “no, , quien me la ha quitado ha
sido él”! ¿”Yo la tenía primero!”, “No, ha sido él!”. El problema es que, en
tal caso, el maestro no presenció el acontecimiento desencadenante de toda la secuencia
que, en ocasiones, puede incluso remontarse varios días atrás. Quizás uno pueda
sospechar lo que ha ocurrido, pero muy pocas veces lo sabe a ciencia cierta y
es muy probable que, atrapado en una situación de este tipo, acabe
castigándolos a ambos diciendo algo así como:”Muy bien. Ahora mismo vais a
sentaros los dos. Se acabó el recreo”.
También hay maestros que, cuando el niño se queda
atrapado en una emoción, se sienten emocionalmente perturbados, En tal caso,
nosotros le sugerimos que digan algo así como” Pareces muy molesto y ahora yo
también estoy empezando a estarlo. Necesitamos calmarnos.” Y una forma de
hacerlo consiste en que los niños rebusquen entre las “caras de la
emoción” la que más claramente exprese lo que están sintiendo. Y lo que
pretendemos con ello – al menos de un modo teórico-, es la activación del
lóbulo frontal izquierdo, un área que contribuye a inhibir las emociones
perturbadoras.
Se trata de utilizar el centro del
lenguaje de la parte racional del cerebro para empezar a comprender- y de este
modo, controlar-la emoción. Es innecesario decir que esa estrategia no siempre
surte el efecto deseado.
Desde una perspectiva evolutiva, nosotros
creemos que el período que va desde los tres hasta los ocho o nueve años-
en el que dicho sea de paso, aprenden a designar las emociones. Es el más
adecuado para establecer esas vías neuronales. Nosotros no sabemos mucho
sobre los caminos neuronales, que conectan la amígdala o el hipocampo con el
lóbulo frontal y todavía lo ignoramos casi todo sobre las estructuras
cerebrales que jalonan esos dos caminos. Pero a pesar de ello consideramos que,
en este período tan crítico de la vida, es muy importante asentar los cimientos
de los hábitos que nos ayudan a desarrollar todas estas habilidades.
Como ustedes saben, siempre es más difícil reaprender que aprender.
Establecer “ zonas de paz” en clase.
“Además, también disponemos de un
contexto más amplio para enseñar a los niños las habilidades de resolución de
problemas y de conflictos. Y también, en este caso, recurrimos a imágenes y a
cuentos utilizando, por ejemplo, lo que llamamos el Control Signals Poster, una
especie de semáforo que los niños entienden perfectamente. Enlace
ROJO: Respira lenta y profundamente. Formula el
problema y di como te sientes.
AMARILLO: ¿Qué es lo que puedo hacer? ¿Funcionará?
VERDE: Lleva a la práctica la mejor de las
alternativas ¿Cómo ha funcionado?
Video explicativo
“ La idea es que las emociones
transmiten información de modo que, cuando uno siente una emoción, lo
primero que tiene que hacer es detenerse y calmarse. Este es,
precisamente, el paso que la anciana tortuga sabia enseñó a la tortuguita, ya
que la luz roja supone inspirar lenta y profundamente y hablar luego del
problema y de cómo se siente consigo mismo o con cualquier otra persona.
“Después de enseñar a los niños el significado
de la luz roja pasamos a la luz amarilla. La idea, en este punto, consiste en
generar soluciones alternativas a los problemas y ejercitarlas posteriormente
mediante el role playing. Para ello es muy importante crear el contexto
adecuado, en ese sentido, el maestro, debería crear, en el aula, un clima muy
familiar, como si se tratara de una familia fuera de casa.
“Como resultado de nuestra filosofía, no
perdemos tiempo dejando que los niños generen soluciones negativas y agresivas,
porque eso es algo completamente improductivo. En lugar de ello les preguntamos
¿Qué harías- si el objetivo es llevarte bien con los demás o, al menos, el de
no pelearte con ellos-si ahora mismo escuchases a alguien bromeando a tus
espaldas? ¿Qué podrías hacer si alguien te empujara mientras estás en la cola y
te enfadaras con él? Luego les invitamos a ejercitar en la práctica las
distintas alternativas generadas y, finalmente les preguntamos cómo
funcionó.
“En este mismo sentido, hay ocasiones en las que
también disponemos en las últimas filas del aula de lo que llamamos “mesa de
paz”, “silla de paz” o lo que, en las escuelas del pasado , se denominaba
“silla de tiempo muerto”. Estas servían para que los niños se tranquilizasen
después de una rabieta, aunque en ocasiones, las consideraban un castigo. Hoy
en día, sin embargo, se trata de sillas marcadas con un círculo rojo a las que
pueden recurrir los niños que se encuentren muy alterados para tranquilizarse y
pensar en sus posibles alternativas de acción.
“La rigurosa evaluación realizada con el
programa PATHS pone claramente de relieve que los niños que han pasado por él
son más capaces de hablar de sus sentimientos y en comprender los sentimientos
de los demás.
“ “Para evaluar los resultados empleamos una
serie de preguntas del tipo”¿Cómo sabes si estás enfadado o triste?” y debo
señalar que los niños que han pasado por este programa son más capaces de
responder a estas preguntas, es decir, más capaces de reconocer sus
sentimientos y de hablar de ellos. Además, sus propios autoinformes ponen
también de manifiesto una disminución casi inmediata de los
síntomas de depresión y de tristeza.. de hecho, esos síntomas son relativamente
fáciles de cambiar, porque el hecho de hablar de los propios sentimientos
y de compartirlos con los demás es uno de los principales antídotos de la
depresión. Los distintos estudios realizados al respecto también evidencian una
disminución significativa- aunque no espectacular- de la tasa de conductas
agresivas.
Se busca viejo sabio.
“Basta con recordar el peso que tiene el
proceso del modelado en la educación infantil, para cobrar conciencia de la
extraordinaria importancia de que el maestro aprenda y de que su conducta
exhiba este tipo de habilidades. Es cierto que se trata de un proceso difícil y
en el que existe una gran variabilidad interindividual, pero si trabajamos de
manera regular y contamos con la colaboración del personal, el modelado puede
tener una influencia muy profunda en el modo en que los niños aprenden a
utilizar estas habilidades emocionales.
´ “ El maestro no siempre puede utilizar el modelado
para enseñar las habilidades de la tranquilización, de hablar consigo mismo y
de utilizar adecuadamente su inteligencia, pero cuando tal cosa es posible, sus
beneficios son considerables. Esto parece confirmar la idea de Aristóteles de
que el contacto con un anciano sabio contribuye a armonizar las virtudes. Este
proceso es tan esencial que la investigación ha demostrado que, si el maestro
no modela con su conducta lo que está enseñando, el niño no aprende a utilizar
esas habilidades.
“Sería un error creer que la posibilidad
de intervención concluye al finalizar la infancia. Aunque todavía no podamos
afirmarlo con absoluta certeza, hay sobrados motivos para creer que la
plasticidad del cerebro no acaba en la adolescencia, sino que prosigue
más allá de ella. La evaluación rigurosa de los programas de aprendizaje
emocional y social dirigidos a adolescentes ha demostrado su
utilidad para combatir su adicción a las drogas, consumo de tabaco y las
conductas agresivas.
“Aunque los adultos desempeñan una
función muy importante en la vida de los niños, las situaciones más difíciles
siempre suelen darse entre pares. No olvidemos que el mejor predictor de la
salud mental de un niño es lo que dicen sus compañeros, ya que
éstos ven cosas que los adultos suelen soslayar.
“Por ello, considero muy importante que este
tipo de abordaje se generalice y que su uso no se limite al ámbito
de la psicoterapia o de la relación docente entre adulto y niño. La importancia
del contexto social es tal que los padres no pueden llevar a cabo esta
tarea sin el adecuado concurso del contexto proporcionado por los
compañeros. Debemos crear un clima escolar en el que no sólo los
padres, sino también los alumnos, valoren todas estas habilidades. Y los
niños deben comprender también desde una edad muy temprana la necesidad de
alentar este desarrollo, lo que en Estados Unidos resulta ciertamente
problemático dados los extraordinarios cambios que, en los últimos veinte años,
ha experimentado el tiempo que los adultos pasan con sus hijos.
El modelado de la compasión.
“La visión occidental del mundo y
nuestro interés en evitar la psicopatología nos han llevado a dedicar muy
poca atención al cultivo de las emociones positivas. En los últimos siete u
ocho años, sin embargo, hemos empezado a dar tímidamente algunos pasos en este
sentido y contamos a los niños historias reales de personas que, en
algunos casos, son niños como ellos y que, de un modo u otro, han realizado
alguna contribución importante al mundo.
La historia del famosos jugador manco de
béisbol estadounidense Jim Abbott. Todo el mundo, según dice, le insistía en
que, dada su situación, nunca llegaría a ser un buen jugador y sería mejor que
abandonase esa idea. Nuestro relato subraya el modo en que perseveró en
el esfuerzo hasta conseguir su meta. Luego les animamos a que nos hablen
de un objetivo que crean inalcanzable y les hacemos reflexionar y esbozar
los pasos que creen que deberían dar para llegar a conseguirlo.
“Otra de las historias que contamos es la de la
hermana Aung San Suu Kyi. Con el relato de la vida de Aung tratamos de
transmitirles la importancia de la responsabilidad social e ilustrar que,
en ocasiones, merece la pena entregar la vida a una causa noble. Les
hablamos del arresto domiciliario al que estuvo sometida durante muchos
años y les explicamos la importancia de su sacrificio para el movimiento
democrático de Myanmar (antigua Birmania). Así tratamos de transmitirles
la necesidad, en ocasiones, de insistir en el esfuerzo a pesar de todos los
sacrificios que ello implique.
“ “Otro ejemplo que solemos dar es el de
Maya Lin, la americana de ascendencia asiática que proyectó el Vietnam Memorial
de Washington y el Civil Rigths Memorial de Montgomery (Alabama). Usamos
la historia de su vida para ilustrar el modo en que el arte puede
servir para conmemorar acontecimientos históricos importantes. Para ello
utilizamos también el libro infantil de Eve Bunting, The Wall, que
relata la historia de un padre que lleva a su hijo al Vietnam Veterans
Memoriual para ver el nombre de su abuelo. Se trata de una historia muy
interesante, porque además nos permite centrar la atención de los niños en los
temas de la guerra y de la muerte.
“Como verán, se trata de ejemplos muy humildes
porque nuestra atención se había centrado en la gestión de las emociones
destructivas y justo ahora estamos empezando a trabajar con las
positivas. Por ello estoy muy interesado en cualquier sugerencia que puedan
darme para desarrollar la compasión. Sé que el budismo tiene una experiencia
milenaria en el cultivo de la compasión de los jóvenes novicios y no veo razón
para que no podamos beneficiarnos de ella.
Lo que a los niños les importa , no son las grandes
ideas, sino las pequeñas cosas que configuran su realidad cotidiana.
El repertorio de la compasión.
“ Yo también creo- dijo entonces el Dalai Lama,
exponiendo sus ideas al respecto- que es muy importante gestionar adecuadamente
las emociones negativas, pero eso, en sí mismo, no resolverá los problemas.
Usted ya ha reconocido muy claramente en su programa la necesidad de cultivar
y desarrollar las emociones positivas. Por más que esas emociones puedan
no ser aplicables de manera directa como antídoto en el calor del
momento, pueden predisponer al niño- o quien sea- a afrontar más
adecuadamente las emociones negativas. Lo cierto es que no tengo
ninguna idea definida sobre las técnicas concretas a que
podría apelarse , pero me parece evidente que la exposición del niño a un
clima realmente amoroso y compasivo, tanto en el seno de la familia con los
padres como en el ámbito escolar con maestros que les respetan y se
preocupan por su bienestar, tiene en ellos un impacto muy poderoso. El mejor
modo de enseñar el amor y la compasión no pasa por las palabras, sino por las
acciones.”
“Precisamente, por ello – dijo Mark- recurrimos
a estas historias. Permítame que le cuente otro relato que usamos con los niños
del tercer grado. Se trata de una historia verdadera, la historia de Trevor
Ferrell, un niño de trece años que vivía en una zona residencial de los
alrededores de Philadelphia. Cierta noche estaba viendo el telediario cuando
cobró conciencia de los sin techo que vivían en las calles del
centro de su ciudad. La noticia le conmovió tanto que habló con su padre
y le dijo. “Nosotros tenemos algunas mantas viejas en el garaje. Quisiera
regalárselas a la gente que duerme en plena calle calentándose con el
vapor que sale de las rejillas.”
“Aunque su padre pensó que era una idea un
tanto extraña, le ayudó a llevarla a la práctica y la experiencia resultó muy
gratificante para ambos. Al día siguiente, Trevor llenó las tiendas de los
alrededores de su casa con carteles que decían cosas como:”¿Tiene usted alguna
manta que no utiliza?””¿Tiene comida que no necesite?”. Al cabo de una semana
su garage estaba lleno de comida y, hoy en día, son muchos los almacenes
de Philadelphia – a los que en su honor , se bautizó como Place Trevor- que se
dedican a alimentar a las personas sin hogar.
“Nosotros contamos esta historia y la usamos junto al
Control Signals Poster esforzándonos en que los niños sientan lo que pudo
haber experimentado Trevor, la necesidad que tuvo luego de calmarse y,
finalmente se pregunten¿”Que puedo hacer yo al respecto?”. La idea es que los
niños también pueden enseñarnos muchas cosas. Utilizamos, pues, estos relatos
como un vehículo para la transmisión de este tipo de enseñanzas pero siempre
andamos en busca de nuevas ideas.
Extraído del Capítulo 11 del libro:
EMOCIONES
DESTRUCTIVAS: Cómo comprenderlas y dominarlas de Daniel Goleman, Autor del Best
Seller. Inteligencia Emocional.
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