jueves, 26 de febrero de 2015

EMOCIONES DESTRUCTIVAS Lectura recomendada

Emociones destructivas: Cómo comprenderlas y dominarlas. (Daniel Goleman)
 
En su lectura encontrará interesantes y valiosos fundamentos  y ejemplos para trabajar esta importante área del bienestar y la salud mental de los niños.
Hoy existen varios programas orientados a desarrollar y potenciar la  madurez emocional de los niños, dada su enorme implicancion en el logro de los objetivos pedagógicos y desarrollo personal.
 
El programa PATHS, desarrollado entre otros por Mark Greenberg. (Promoting Alternative Thinking Strategies).
  La idea que alienta su trabajo, es que, si hoy en día nos preocupamos por enseñar a los niños todas estas cosas, podremos reducir  la incidencia futura  de ciertos problemas, especialmente de los derivados de las emociones conflictivas, como la violencia, el suicidio, el abuso de drogas, etc.
 
El capítulo XI de la obra nos parece de vital importancia para los educadores por lo que presentamos algunas de las ideas primordiales expuestas por su autor.
 
Goleman se refiere a los factores protectores y los factores de riesgo que inciden en el bienestar emocional del niño y le otorga principal preocupación a las relaciones parentales.
  … “tres cuestiones muy importantes relacionadas con el vínculo paternofilial…
    “En primer lugar, la investigación indica que, cuando los padres reconocen las emociones  negativas de sus hijos – su ira y su tristeza- y les ayudan a enfrentarlas, estos acaban desarrollando con el paso del tiempo una mayor capacidad de regulación fisiológica de sus emociones y exhiben una conducta más positiva..
 
En segundo lugar, debo decir que la depresión de la madre es la principal de las variables que hacen peligrar gravemente el desarrollo emocional del niño. Por ello, los hijos de madres tristes, apáticas o deprimidas son más agresivos, ansiosos y depresivos.”
  Importantes investigaciones realizadas últimamente han revelado que los adultos deprimidos presentan una menor actividad del lóbulo frontal izquierdo del cerebro, fenómeno que se reproduce en una baja activación de este lóbulo fundamental en el desarrollo emocional, en hijos de madres deprimidas.
  “Los hijos  de madres deprimidas parecen mostrar, pues, una pauta inusual de activación cerebral y una menor incidencia de emociones positivas. Y no debemos olvidar que las relaciones establecidas durante la temprana infancia determinan el rumbo del posterior desarrollo emocional y social. La tasa de emociones positivas, como la alegría, por ejemplo, presentes en las relaciones infantiles, parecen, pues, esenciales para asentar las vías neuronales adecuadas.”
  “Resumiendo, la felicidad del bebé le ayuda a establecer las conexiones nerviosas necesarias para experimentar sentimientos positivos- como la alegría- por ejemplo, durante el resto de su vida.”
 
“En tercer lugar “sabemos que la privación puede determinar la tasa de neurotransmisores como la dopamina, y en consecuencia, influir sobre el desarrollo y la plasticidad del cerebro. Convendría por tanto, prestar atención al alarmante aumento del número de niños, que se ven obligados a vivir en orfanatos desprovistos de afectos y de un vínculo emocional estrecho con sus cuidadores.”
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La ventana prefrontal de la competencia emocional.
  Entre los tres y los siete años empiezan a desarrollarse ciertas habilidades sociales muy importantes como el autocontrol, la capacidad de detenerse y de calmarse cuando uno está enfadado, y la habilidad de mantener la atención.”
   “Hoy en día se sabe que el lóbulo frontal está muy ligado a estas habilidades evolutivas que combinan información procedente de la emoción y del pensamiento. Es muy improbable, en este sentido,  un estilo de juego manifiestamente agresivo en niños de cinco o seis años acabe desvaneciéndose, y es de esperar que persista durante toda su vida. Los datos de la investigación parecen confirmar que más de la mitad de los niños agresivos violentos se conviertan en adolescentes crueles y violentos”.
  “Los estudios realizados por Mark Greenberg, ponen de relieve que los niños agresivos tienen dificultades para integrar la emoción y la razón. Esa agresividad parece derivarse de su dificultad para planificar el futuro, y de un escaso control de los impulsos emocionales, dos actividades que, no lo olvidemos, están muy ligadas a los lóbulos prefrontales.”
  “ Por otra parte, los niños que poseen una buena capacidad de planificación y que son conscientes de sus emociones, al ingresar en la escuela, a eso de los cinco o seis años, corren muchos menos riesgos de experimentar trastornos posteriores de agresividad y de ansiedad.
 
  “El adecuado uso de este programa permite el desarrollo de las habilidades emocionales y sociales de los niños, así como también mejora algunas de sus capacidades racionales. Estaríamos muy equivocados si creyéramos que las habilidades emocionales y sociales se encuentran desvinculadas de las capacidades racionales.”
 
  LA PRACTICA
  Primero calmarse y luego pensar.
   “ Hoy en día sabemos que los programas eficaces se caracterizan por los cinco rasgos siguientes. En primer lugar deben centrarse en ayudar a los niños a calmarse, es decir, a reducir el lapso de recuperación de la activación emocional, independientemente de la emoción considerada. En segundo lugar, deben contribuir a  aumentar la conciencia de los estados emocionales de los demás. El tercer rasgo distintivo, quizás sea el más occidental, y se refiere a la necesidad de hablar de los sentimientos para resolver los problemas interpersonales. El cuarto consiste en desarrollar la capacidad de pensar y planificar anticipadamente el modo de evitar las situaciones difíciles. Cualquier programa eficaz, por último, debe tener en cuenta los efectos de nuestra conducta en los demás, un punto que implica tanto la empatía como la relación interpersonal.
  Hemos determinado que las emociones se atiene a ciertas reglas, a las que bien podríamos llamar principios. En este sentido, queremos transmitir a los niños y a sus maestros cuatro grandes ideas. La primera es que los sentimientos son señales – que pueden provenir tanto del interior como del exterior- y que, en consecuencia, nos proporcionan una  información muy importante sobre uno mismo (sobre lo que uno necesita o desea) o sobre los demás (sobre lo que necesita o desea otra persona).
  “Por este motivo es que nos interesa que los niños aprendan a valorar adecuadamente esa información. Para cobrar conciencia de las emociones no sólo debemos darnos cuenta del modo en que nos sentimos, sino también tenemos que saber verbalizar nuestros sentimientos y reconocerlos en los demás. Creo que esta noción, además, tiene mucho que ver con la inteligencia,-, y con la visión budista de florecimiento-, por cuanto implica la capacidad de usar la razón no para reprimir las emociones, sino para tenerlas muy en cuenta y basarnos en ellas a la hora de tomar decisiones.
  “Así pues, una de las líneas directrices de nuestro programa es que las emociones son señales muy importantes”.
  ” Todos los sentimientos están bien. Son las conductas las que pueden estar mal”.
  Es importante que los niños se den cuenta de que todo el mundo siente, en algunas ocasiones, celos, avaricia, desilusión, etc. el espectro complejo, en suma, de los sentimientos. Pero una cosa son los sentimientos y otra cosa muy distinta la conducta, y sólo ésta puede estar bien o mal.
  “ Y qué es lo que hacemos en la práctica para enseñar todo esto?, veamos , por ejemplo, lo que ocurre en el caso de una lección sobre los celos, una emoción muy importante para los niños. En tal caso, hablamos de los celos y les mostramos imágenes del rostro de diferentes personas que expresan esa emoción con el objetivo de que lleguen a familiarizarse con ella. También podemos contar una historia en que en alguna ocasión un niño sintió celos y del modo en que lo resolvió. Podemos invitarles a hablar de alguna  situación en la que ellos mismos sintieron celos, o que hagan un dibujo o escriban sen su diario acerca de ello. También insistimos en que una cosa es la emoción y otra la conducta y que, si bien puede resultar difícil controlar la aparición de los celos. Sí que podemos decidir comportarnos de un modo o de otro.
  “El segundo punto consiste en diferenciar claramente los sentimientos de la conducta. En este caso, se trata de determinar qué tipos de conducta están bien y cuales no lo están, algo que puede requerir mucho tiempo. Es muy frecuente que, cuando los niños experimentan ciertas emociones, como la ira, por ejemplo, y son castigados por ello, acaben confundiendo la emoción con la conducta y concluyan la inadecuación de ciertas emociones. Por ello es muy importante que los niños aprendan que los sentimientos forman parte integral de ellos mismos y que, en consecuencia, conviene tenerlos muy en cuenta. Los sentimientos son, pues, naturales y no hay nada malo en ellos.
 La tercera directriz que tratamos de transmitirles es que, antes de pensar, deben calmarse. Si quieren verlo así, se trata de una especie de mantra  de nuestras aulas muy ligado a la idea de Mathieu de que las emociones condicionan la mente para ver de un determinado modo. Por ese motivo, insistimos mucho en que, para poder ver con claridad lo que les está ocurriendo y actuar en consecuencia, primero deben calmarse, y, para ello, enseñamos técnicas concretas a las que los niños pueden apelar para tranquilizarse cuando se encuentran atrapados en una emoción. Lo que queremos transmitirles es la necesidad de aprender a manejar la exitación que acompaña a la emoción. Nosotros no pretendemos que se desembaracen de las emociones, lo único que queremos es que aprendan a calmarse para que luego puedan decirse a sí mismos “estoy enfadado. ¿Por qué estoy enfadado? ¿Qué puedo hacer con este enfado?. Nosotros no les invitamos a que nieguen sus emociones, sino tan sólo a modificar la activación de esa emoción y a calmarse antes de utilizar nuestra inteligencia.
  “La cuarta línea directriz consiste en la llamada “regla de oro”, a la que consideramos una auténtica obra maestra de la sabiduría. Para ello decimos a los niños “Trata a los demás como quieras que ellos te traten a ti”, una idea que implica, obviamente, la necesidad de asumir el punto de vista de los demás.
   
Estas son las cuatro grandes directrices que tratamos de transmitir una y otra vez, pero no sólo a los niños, sino también a los maestros, al director y a todos los miembros del personal que se hallen en contacto con los niños”.
  
Algunas experiencias prácticas o actividades que son utilizadas en el programa PATHS:
  “Hacer la tortuga”  (cuento infantil)  Tecnica de la tortuga
   “Este cuento tiene varios aspectos importantes. En primer lugar – y por encima de todo-, enseña al niño a cobrar conciencia de sus emociones antes de que se conviertan en conductas destructivas.. Además, también le ayuda a sumir su propia responsabilidad y a controlarse, lo que resulta naturalmente muy gratificante y contribuye también muy positivamente a su proceso de desarrollo y maduración.
  “Con este cuento enseñamos a los niños a “hacer la tortuga” de muchos modos diferentes, dependiendo del contexto, pero recurriendo siempre al cuerpo. En la mayor parte de los casos, les enseñamos a respirar profundamente al tiempo que cruzan los brazos sobre el pecho.
 Nosotros creemos que el aprendizaje infantil se inicia a través de la acción física concreta y que sólo luego va tornándose más conceptual. Lo que queremos en suma, es que asocien la noción de tranquilización a una acción y, además – y como acabamos de decir-, resulta muy difícil agredir físicamente a alguien cuando nos hallamos en esa postura.
   “Los niños no saben calmarse y, para ello, suelen requerir el apoyo de los adultos. Por ello, cuando un maestro ve que un niño parece muy enfadado, conviene que le coja de la mano y le diga. “Veo que estás muy enfadado. Vamos a tranquilizarnos. Yo lo haré contigo, inspiremos juntos”, remedando de ese modo la actitud de la madre cuando consolida y estructura la relación con su bebé. También en este caso es necesario que el maestro repita con el niño esta práctica todas las veces que haga falta, hasta que acabe internalizando esa habilidad esencial.
  “Pero, al mismo tiempo que enseñamos a los niños a “hacer la tortuga”, también les enseñamos a hablar consigo mismos, como un modo de controlar su conducta, algo que, en ocasiones, se denomina autocontrol verbal. La idea consiste en que el niño aprenda a hablar consigo mismo y aprenda también a utilizar el lenguaje como un sustituto de la representación conductual y del exabrupto emocional.
 “Este me parece un punto esencial, porque la autorregulación constituye el pre requisito de toda acción responsable. No bastan, en este sentido, las admoniciones morales sin las habilidades subyacentes necesarias para llevarlas a la práctica.
  “Nosotros creemos que, a menos que los niños aprendan a calmarse cuando están alterados, su desarrollo moral y emocional correrá el peligro de quedarse estancado. Este es un punto realmente esencial, porque resulta  muy difícil y requiere mucha práctica. Y debo decirles que como adulto, todavía estoy trabajando en ello.
   Otra manera de trabajar el cuento:

Expresar lo que uno siente.
  “Un segundo objetivo de nuestro programa consiste en que los niños se familiaricen con el mundo de las emociones. Para ello comenzamos con los sentimientos evolutivamente más rudimentarios y luego vamos avanzando hasta los más complejos. Y eso lo hacemos clasificándolos en función de un código de colores. Nosotros nunca hablamos de sentimientos buenos y de sentimientos malos – porque, para nosotros, todos los sentimientos están bien-, sino de sentimientos amarillos y de sentimientos azules, o de sentimientos cómodos y sentimientos incómodos, respectivamente, porque es así como les hacen sentir interesantes (aunque en ocasiones resulte un tanto complicado). Así, por ejemplo, cuando hablamos de “tener miedo”, también solemos enseñarles al mismo tiempo, el sentimiento opuesto, en este caso “ estar seguro”.
   
Preparando las vías neuronales.
  “El caso de la burla es un fenómeno muy complejo porque, aunque la mayor parte de las veces en que alguien se burla de un niño, éste se siente dolido, humillado y confundido, también hay circunstancias en que contribuye a integrarles en el grupo. A pesar de ello, no obstante, los niños suelen considerar negativa cualquier caso de burla. A eso de los diez años, cuando los niños se agrupan en pandillas, aparece un nuevo tipo de conducta, el cotilleo, que les lleva a pasar mucho tiempo contando historias sobre  éste y sobre aquél, lo que puede resultar muy molesto, porque es muy difícil controlar sus emociones cuando los demás no dejan de contar mentiras sobre él.
  “Es muy importante que en tales casos, el niño  sepa tranquilizarse cuando siente que alguien está burlándose de él y que sepa discriminar también  con claridad si es un mero juego u oculta alguna intención aviesa. Tengamos en cuenta que los niños agresivos y los que se sienten fácilmente dañados suelen reaccionar de un modo casi automático- Por el momento ignoramos lo que , en tal caso, pueda estar ocurriendo en su cerebro, ya que tal vez existan circuitos muy sensibles al respecto..
  Hay veces en que los maestros , al igual que los padres,, se ven obligados a afrontar situaciones insolubles. Consideren, por ejemplo, el caso en el que dos niños  entran corriendo del patio de recreo diciendo: “ me ha quitado la pelota”! “no, , quien me la ha quitado ha sido él”! ¿”Yo la tenía primero!”, “No, ha sido él!”. El problema es que, en tal caso, el maestro no presenció el acontecimiento desencadenante de toda la secuencia que, en ocasiones, puede incluso remontarse varios días atrás. Quizás uno pueda sospechar lo que ha ocurrido, pero muy pocas veces lo sabe a ciencia cierta y es muy probable que, atrapado en una situación de este tipo, acabe castigándolos a ambos diciendo algo así como:”Muy bien. Ahora mismo vais a sentaros los dos. Se acabó el recreo”.
 
También hay maestros que, cuando el niño se queda atrapado en una emoción, se sienten emocionalmente perturbados, En tal caso, nosotros le sugerimos que digan algo así como” Pareces muy molesto y ahora yo también estoy empezando a estarlo. Necesitamos calmarnos.” Y una forma de hacerlo consiste en que los niños  rebusquen entre las “caras de la emoción” la que más claramente exprese lo que están sintiendo. Y lo que pretendemos con ello – al menos de un modo teórico-, es la activación del lóbulo frontal izquierdo, un área que contribuye a inhibir las emociones perturbadoras.
  Se trata de utilizar el centro  del lenguaje de la parte racional del cerebro para empezar a comprender- y de este modo, controlar-la emoción. Es innecesario decir que esa estrategia no siempre surte el efecto deseado.
  Desde una perspectiva evolutiva, nosotros creemos que  el período que va desde los tres hasta los ocho o nueve años- en el que dicho sea de paso, aprenden a designar las emociones. Es el más adecuado para establecer  esas vías neuronales. Nosotros no sabemos mucho sobre los caminos neuronales, que conectan la amígdala o el hipocampo con el lóbulo frontal y todavía lo ignoramos casi todo sobre las estructuras cerebrales que jalonan esos dos caminos. Pero a pesar de ello consideramos que, en este período tan crítico de la vida, es muy importante asentar los cimientos de los hábitos  que nos ayudan a desarrollar  todas estas habilidades. Como ustedes saben, siempre es más difícil reaprender que aprender.
   
Establecer “ zonas de paz” en clase.
  “Además, también disponemos de un contexto más amplio para enseñar a los niños las habilidades de resolución de problemas y de conflictos. Y también, en este caso, recurrimos a imágenes y a cuentos utilizando, por ejemplo, lo que llamamos el Control Signals Poster, una especie de semáforo que los niños entienden perfectamente. Enlace
 ROJO: Respira lenta y profundamente. Formula el problema y di como te sientes.
AMARILLO: ¿Qué es lo que puedo hacer? ¿Funcionará?
VERDE: Lleva a la práctica la mejor de las alternativas ¿Cómo ha funcionado?
                         Video explicativo
   “ La idea es que las emociones  transmiten información  de modo que, cuando uno siente una emoción, lo primero que tiene que hacer es  detenerse y calmarse. Este es, precisamente, el paso que la anciana tortuga sabia enseñó a la tortuguita, ya que la luz roja supone inspirar lenta y profundamente y hablar luego del problema y de cómo se siente consigo mismo o con cualquier otra persona.
  “Después de enseñar a los niños el significado de la luz roja pasamos a la luz amarilla. La idea, en este punto, consiste en generar soluciones alternativas a los problemas y ejercitarlas posteriormente mediante el role playing. Para ello es muy importante crear el contexto adecuado, en ese sentido, el maestro, debería crear, en el aula, un clima muy familiar, como si se tratara de una familia fuera de casa.
  “Como resultado de nuestra filosofía, no perdemos tiempo dejando que los niños generen soluciones negativas y agresivas, porque eso es algo completamente improductivo. En lugar de ello les preguntamos ¿Qué harías- si el objetivo es llevarte bien con los demás o, al menos, el de no pelearte con ellos-si ahora mismo escuchases a alguien bromeando a tus espaldas? ¿Qué podrías hacer si alguien te empujara mientras estás en la cola y te enfadaras con él? Luego les invitamos a ejercitar en la práctica las distintas alternativas generadas y,  finalmente les preguntamos cómo funcionó.
   
“En este mismo sentido, hay ocasiones en las que también disponemos en las últimas filas del aula de lo que llamamos “mesa de paz”, “silla de paz” o lo que, en las escuelas del pasado , se denominaba “silla de tiempo muerto”. Estas servían para que los niños se tranquilizasen después de una rabieta, aunque en ocasiones, las consideraban un castigo. Hoy en día, sin embargo, se trata de sillas marcadas con un círculo rojo a las que pueden recurrir los niños que se encuentren muy alterados para tranquilizarse y pensar en sus posibles alternativas de acción.
   “La rigurosa evaluación realizada con el programa PATHS pone claramente de relieve que los niños que han pasado por él son más capaces de hablar de sus sentimientos y en comprender los sentimientos de los demás.
  “ “Para evaluar los resultados empleamos una serie de preguntas del tipo”¿Cómo sabes si estás enfadado o triste?” y debo señalar que los niños que han pasado por este programa son  más capaces de responder a estas preguntas, es decir, más capaces de reconocer  sus sentimientos y de hablar de ellos. Además, sus propios autoinformes ponen también de manifiesto  una disminución casi inmediata  de los síntomas de depresión y de tristeza.. de hecho, esos síntomas son relativamente fáciles  de cambiar, porque el hecho de hablar de los propios sentimientos y de compartirlos con los demás es uno de los principales antídotos de la depresión. Los distintos estudios realizados al respecto también evidencian una disminución significativa- aunque no espectacular- de la tasa de conductas agresivas.
   
  Se busca viejo sabio.
  “Basta con recordar el peso que tiene el proceso del modelado en la educación infantil, para cobrar conciencia de la extraordinaria importancia de que el maestro aprenda  y de que su conducta exhiba este tipo de habilidades. Es cierto que se trata de un proceso difícil y en el que existe una gran variabilidad interindividual, pero si trabajamos de manera regular y contamos con la colaboración del personal, el modelado puede tener una influencia  muy profunda en el modo en que los niños aprenden a utilizar estas habilidades emocionales.
´ “ El maestro no siempre puede utilizar el modelado para enseñar las habilidades de la tranquilización, de hablar consigo mismo y de utilizar adecuadamente su inteligencia, pero cuando tal cosa es posible, sus beneficios son considerables. Esto parece confirmar la idea de Aristóteles de que el contacto con un anciano sabio contribuye a armonizar las virtudes. Este proceso es tan esencial que la investigación ha demostrado que, si el maestro no modela con su conducta lo que está enseñando, el niño no aprende a utilizar esas habilidades.
 “Sería un error creer que la posibilidad  de intervención concluye al finalizar la infancia. Aunque todavía no podamos afirmarlo con absoluta certeza, hay sobrados motivos para creer  que la plasticidad del cerebro  no acaba en la adolescencia, sino que prosigue más allá de ella. La evaluación  rigurosa de los programas de aprendizaje emocional y social dirigidos a  adolescentes ha demostrado  su utilidad para combatir su adicción  a las drogas, consumo de tabaco y las conductas agresivas.
  “Aunque los adultos desempeñan  una función muy importante en la vida de los niños, las situaciones más difíciles  siempre suelen darse entre pares. No olvidemos que el mejor predictor de la salud mental  de un niño es lo que dicen  sus compañeros, ya que éstos ven cosas  que los adultos suelen soslayar.
  “Por ello, considero muy importante que este tipo de abordaje  se generalice y que su uso no se limite  al ámbito de la psicoterapia o de la relación docente entre adulto y niño. La importancia del contexto social es tal que los padres no pueden  llevar a cabo esta tarea  sin el adecuado concurso del contexto proporcionado por los compañeros. Debemos crear un clima  escolar en el que no sólo los padres, sino también los alumnos, valoren todas estas habilidades. Y los niños deben comprender también desde una edad muy temprana la necesidad de alentar este desarrollo, lo que en Estados Unidos resulta ciertamente problemático dados los extraordinarios cambios que, en los últimos veinte años, ha experimentado el tiempo que los adultos pasan con sus hijos.
 
El modelado de la compasión.
  “La visión occidental del mundo y nuestro interés en evitar la psicopatología nos han llevado a dedicar  muy poca atención al cultivo de las emociones positivas. En los últimos siete u ocho años, sin embargo, hemos empezado a dar tímidamente algunos pasos en este sentido  y contamos a los niños historias reales  de personas que, en algunos casos, son niños como ellos y que, de un modo u otro, han realizado alguna contribución importante al mundo.
  La historia del famosos jugador manco de béisbol estadounidense Jim Abbott. Todo el mundo, según dice, le insistía en que, dada su situación, nunca llegaría a ser un buen jugador y sería mejor que abandonase esa idea. Nuestro relato subraya el modo en que perseveró  en el esfuerzo hasta conseguir su meta. Luego les animamos  a que nos hablen de un objetivo que crean inalcanzable  y les hacemos reflexionar y esbozar los pasos que creen que deberían dar para llegar a conseguirlo.
  “Otra de las historias que contamos es la de la hermana Aung San Suu Kyi. Con el relato de la vida de Aung tratamos de transmitirles  la importancia de la responsabilidad social e ilustrar que, en ocasiones, merece la pena entregar la vida a una causa noble. Les hablamos  del arresto domiciliario al que estuvo sometida durante muchos años  y les explicamos la importancia de su sacrificio para el movimiento democrático  de Myanmar (antigua Birmania). Así tratamos de transmitirles la necesidad, en ocasiones, de insistir en el esfuerzo a pesar de todos los sacrificios que ello implique.
  “ “Otro ejemplo  que solemos dar es el de Maya Lin, la americana de ascendencia asiática que proyectó el Vietnam Memorial de Washington y el Civil Rigths Memorial de Montgomery (Alabama).  Usamos la historia de su vida  para ilustrar el modo  en que el arte puede servir para  conmemorar acontecimientos históricos importantes. Para ello utilizamos  también el libro infantil  de Eve Bunting, The Wall, que relata la historia  de un padre que lleva a su hijo al Vietnam Veterans Memoriual para ver el nombre de su abuelo. Se trata de una historia muy interesante, porque además nos permite centrar la atención de los niños en los temas de la guerra y de la muerte.
 “Como verán, se trata de ejemplos muy humildes porque nuestra atención  se había centrado en la gestión de las emociones destructivas y justo ahora estamos empezando a trabajar  con las positivas. Por ello estoy muy interesado en cualquier sugerencia que puedan darme para desarrollar la compasión. Sé que el budismo tiene una experiencia milenaria en el cultivo de la compasión de los jóvenes novicios y no veo razón para que no podamos beneficiarnos de ella.
Lo que a los niños les importa , no son las grandes ideas, sino las pequeñas cosas que configuran su realidad cotidiana.
 
El repertorio de la compasión.
  “ Yo también creo- dijo entonces el Dalai Lama, exponiendo sus ideas al respecto- que es muy importante gestionar adecuadamente las emociones negativas, pero eso, en sí mismo, no resolverá los problemas. Usted ya ha reconocido muy claramente en su programa  la necesidad de cultivar y desarrollar las emociones positivas. Por más que esas emociones puedan  no ser aplicables  de manera directa como antídoto en el calor del momento, pueden predisponer al niño- o quien sea- a afrontar más adecuadamente  las emociones negativas. Lo cierto es que no tengo ninguna  idea definida  sobre las técnicas concretas  a que podría apelarse , pero me parece evidente que la exposición del niño  a un clima realmente amoroso y compasivo, tanto en el seno de la familia  con los padres como en el ámbito escolar  con maestros que les respetan  y se preocupan por su bienestar, tiene en ellos un impacto muy poderoso. El mejor modo de enseñar el amor y la compasión no pasa por las palabras, sino por las acciones.”
  “Precisamente, por ello – dijo Mark- recurrimos a estas historias. Permítame que le cuente otro relato que usamos con los niños del tercer grado. Se trata de una historia verdadera, la historia de Trevor Ferrell, un niño de trece años que vivía en una zona residencial de los alrededores de Philadelphia. Cierta noche estaba viendo el telediario cuando cobró conciencia de los sin  techo que vivían en las calles  del centro de su ciudad. La noticia le conmovió tanto  que habló con su padre y le dijo. “Nosotros tenemos algunas mantas viejas en el garaje. Quisiera regalárselas a la gente  que duerme en plena calle calentándose con el vapor que sale de las rejillas.”
  “Aunque su padre pensó que era una idea un tanto extraña, le ayudó a llevarla a la práctica y la experiencia resultó muy gratificante para ambos. Al día siguiente, Trevor llenó las tiendas de los alrededores de su casa con carteles que decían cosas como:”¿Tiene usted alguna manta que no utiliza?””¿Tiene comida que no necesite?”. Al cabo de una semana su garage estaba lleno de comida y, hoy en día,  son muchos los almacenes de Philadelphia – a los que en su honor , se bautizó como Place Trevor- que se dedican a alimentar a las personas sin hogar.
“Nosotros contamos esta historia y la usamos junto al Control Signals  Poster esforzándonos en que los niños sientan lo que pudo haber experimentado Trevor, la necesidad que tuvo luego de calmarse y, finalmente se pregunten¿”Que puedo hacer yo al respecto?”. La idea es que los niños  también pueden enseñarnos muchas cosas. Utilizamos, pues, estos relatos como un vehículo para la transmisión de este tipo de enseñanzas pero siempre andamos en busca de nuevas ideas.
 
             Extraído del Capítulo 11 del libro:
                    EMOCIONES DESTRUCTIVAS: Cómo comprenderlas y dominarlas de Daniel Goleman, Autor del Best Seller. Inteligencia Emocional.
     

  

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