Para algunos niños, volver al colegio después de las vacaciones de verano es una rutina más a la que se adaptan fácilmente, casi sin ningún problema. Sin embargo, para otros la vuelta a clases se transforma en una tortura. La idea es que los padres trasmitan a sus hijos que la vuelta a clases implica aprender en forma entretenida, compartir, jugar con los compañeros, sentirse acompañado, es decir darle un sentido.
Recomendaciones:
- Carácter positivo:
Los padres tienen que tratar de no darle
un carácter negativo al inicio del año, sino que hablar con ellos y hacerles
saber que esto es parte de la vida habitual de una familia, y así como los
adultos tienen que volver a trabajar, los más chicos deben volver a clases.
Es esencial que los padres tengan presente
que el principal formador de los niños es la familia, por lo tanto que sientan
agrado por los estudios depende gran parte de ellos.
La actitud positiva que tengan los
padres frente al ingreso a clases es fundamental, esto deben mostrarlo no solo
en ese ámbito, si no también en el de sus propios trabajos. Los niños y
adolescentes absorben de nosotros la mirada frente a la vida, situaciones de
cambio, etc. Si ellos también están ansiosos por los gastos, vuelta al trabajo,
transmitirán esto a sus hijos.
Los adultos debiéramos tener
presente que nuestra forma de relacionarnos, nuestra conducta y
actitud hacia el entorno constituye un acto de aprendizaje cotidiano, un
modelo que nuestros hijos replican a su vez en las relaciones familiares,
de amistad y en el colegio; para educar siempre es
fundamental observarnos en nuestro roles de padre y madre, de educadores
para la vida, “más vale una acción honesta y coherente que mil
palabras".
- Restablecer los
horarios:
Para evitar que el regreso de vacaciones
sea percibido por parte del niño como un cambio brusco de rutina, con una
imposición violenta de acostarse temprano, es aconsejable prepararlos
gradualmente, ir por día adelantando el horario de dormir hasta llegar a
lo adecuado, de tal manera que lograrán progresivamente
adaptarse a las levantadas temprano. Lo mismo debiera aplicarse con las
restricciones a los juegos, el ordenador, la play y la televisión.
Restablecer los horarios de las comidas
es también fundamental, un desayuno equilibrado en lo posible tranquilo,
con tiempo destinado a ello, sentado en una mesa compartiendo con la
familia, permite iniciar una jornada escolar con energía y entusiasmo. La
merienda de media mañana debiera ser saludable, atractiva y liviana, una fruta,
un sándwich colorido y nutritivo o similar, un lácteo, etc.
- Reglas y exigencias:
Hay reglas y exigencias que un niño
tiene que aceptar más allá de sus ganas. Una complicación actual de los padres
es tratar de negociarlo todo, y esto no tiene que ser así.
Esto no quiere decir ser autoritario,
sino hablar con los niños y dejarles muy claro que habrá hábitos y horarios
para ver televisión, para estar en el ordenador y para estudiar. Y plantearles
cuáles serán las exigencias y los límites para el año y cuáles son las cosas
que necesariamente tienen que hacer todos los días, como ordenar su mochila y
hacer sus tareas. El crear hábitos, que es tan importante, no es algo que esté
dentro de las decisiones del niño, sino que es una responsabilidad que les
compete completamente a los padres.
Todo esto es importante dialogarlo, de
manera que el niño sepa que todas las libertades y los beneficios veraniegos
son transitorios, que se trata de un período del año y que la vuelta a la
normalidad implica adecuarse a la rutina de la casa. A todos, niños y
adultos, nos gustaría vivir constantemente en vacaciones. Pero la vida no es
así, y por eso es importante irlo hablando con los niños de antemano.
Un caso especial son los niños que van a
entrar por primera vez al colegio, donde el entusiasmo y el temor son otros.
Las expectativas están mucho más teñidas de fantasías que de realidad, y en ese
caso el camino es hablar mucho con el niño, acompañarlo y ayudarlo a entender.
Es normal que necesite cierto proceso adaptativo que puede implicar ansiedad y
angustia, y por eso hay que tolerarlo y contenerlo. Es importante llevarlos
unos días antes y hacer el mismo recorrido que se hará con ellos, entrar al
colegio para que se familiarice con el lugar y así poder disminuir los niveles
de ansiedad.
Es importante destacar que la
reacción de ansiedad y temor de los padres ante el devenir de una
conducta no esperable del hijo puede afectar al niño, somos los adultos los que
a veces transmitimos la inseguridad y el temor; todo proceso nuevo
y desconocido es un desafío para cualquier persona especialmente para un
niño que recién se asoma a un orden social distinto, el cual debe explorar
gradualmente hasta sentirse familiarizado, seguro y protegido. El colegio será
su segundo hogar.
FELIZ CURSO 2016-17 A TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA
FELIZ CURSO 2016-17 A TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA
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